MARCOS ANTONIO RAMOS: MIRANDO HACIA EL 2016
NUESTRA OPINIÓN - 12 DE DICIEMBRE DE 2013
Mientras en la República Dominicana se empieza a hablar de elecciones presidenciales y candidatos, en Estados Unidos se hace exactamente lo mismo. Este año sólo se celebraron comicios en un reducido número de estados y municipios, anticipo de las elecciones de a mitad de término del año 2014, la cual es la antesala de las presidenciales del 2016. Como ha sucedido en el pasado, aumentan las conjeturas acerca de quienes competirán por la Casa Blanca. En realidad, con la exagerada polarización prevaleciente en el pais, el próximo presidente, o más probablemente la próxima presidenta, pudiera enfrentar el relativo estancamiento legislativo producido por cámaras controladas por diferentes partidos, lo cual incide en la gestión presidencial.
En cualquier caso, las esperanzas de los republicanos más responsables están en el reelecto gobernador Chris Christie de New Jersey, el cual, milagro de milagros, ha estado dispuesto a entenderse, al menos en asuntos esenciales, con la mayoría demócrata que prevalece en su estado y no se ha dedicado a criticar sistemáticamente cualquier decisión de la Casa Blanca. Por otra parte, hay demócratas que tienen la esperanza de que su más probable candidata, la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, pueda contar siempre con el asesoramiento de su esposo, el ex presidente Clinton, maestro de maestros en el arte de llegar a arreglos y mantener equilibrio, aun en medio de los ataques personales más graves, algunos de ellos producto de sus errores y otros resultado de la polarización.
Nueva York ha elegido a un demócrata liberal con muy alta votación y los demócratas se anotaron otro triunfo al alcanzar la gobernación de Virginia, mientras los republicanos moderados ponen toda su atención en la figura de Christie. Pero con cierta probabilidad, Christie enfrentará dificultades fundamentales en las elecciones primarias del 2016 ya que los más conservadores y sobre todo los del polémico Tea Party pudieran impedir su nominación. Un republicano de derecha podrá ser nominado, pero difícilmente elegido. Con el trato que la mayoría republicana en la Cámara ha dado a los planes del presidente Barack Obama, un presidente republicano conservador, si tiene frente a él un Congreso demócrata, se verá obligado a acudir a una ayuda sobrenatural para sobrevivir exitosamente en Washington. Es casi seguro que le pasen la cuenta por los años anteriores. Y un presidente demócrata liberal con un Congreso republicano sólo puede esperar “cumbres borrascosas” como las que escogieron para Obama sus implacables adversarios.
El sistema estadounidense consiste en buena parte en una búsqueda de equilibrio. En la ciudad de Nueva York el predominio demócrata es casi total, pero la población eligió por dos décadas a alcaldes republicanos o a un independiente para lograr cierto balance. Todo eso termina ahora con la elección alcaldicia de Bill de Blasio. La ciudad sera ahora gobernada totalmente por demócratas liberales. La búsqueda de equilibrio seguirá llevándose a cabo en Virginia con gobernador demócrata y asambleas legislativas republicanas, y también en New Jersey, pero a la inversa.
Tal vez un Christie o una Clinton puedan sobrevivir el temporal, pero gobernar es cada vez más difícil con las excentridades de algunos legisladores. La era de un Dwight Eisenhower auxiliado por un legislador en jefe demócrata como Lyndon Johnson, o de un Ronald Clinton entendiéndose con un “speaker” demócrata de primera fila como “Tip” O’Neal han pasado a la historia. El demócrata Franklin Roosevelt logró entenderse con buen parte de la oposición republicana para llevar a cabo los planes de su “New Deal”. En esa era existían políticos como Fiorello La Guardia, hijo de un italiano y una judía, que desafiaba cualquier intento de clasificación. Era republicano y apoyó el “New Deal” de Roosevelt. Era judeo italiano, pero profesaba públicamente el protestantismo. Era un personaje muy especial y lleno de colorido. Ahora bien, por encima de todo, puso los intereses de Nueva York, una ciudad demócrata, por encima de su afiliación partidista personal.
Con victorias demócratas en Nueva York y Virginia, y republicanas en New Jersey, no ha cambiado mucho el panorama nacional. Quizás los favoritos de la prensa, Christie y la Clinton, no sean los candidatos presidenciales. Es hasta remotamene posible que la candidatura republicana caiga en manos del senador Ted Cruz, de la derecha radical, o la demócrata en las de un liberal de izquierda. Pero lo más urgente sería resolver el problema del desempleo, la cisis de inmigración y poner a trabajar el sistema de salud, con las modificaciones que sean necesarias. También se impone el recuperar el mayor grado de credibilidad posible en la arena internacional,
En lo que corresponde a América Latina, ese es tema aparte y no me atrevo a opinar en detalles. Requiere mucha más atención que la que es posible ofrecer en un simple artículo y no está en la lista más selecta de prioridades de los dos grandes y bien financiados partidos que rigen o parecen regir la política norteamericana. Eso sí, siempre bajo la mirada tutelar de Wall Street y de los que no gobiernan por cuatro u ocho años sino por períodos mucho más largos. Me refiero a los que pagan las campañas. Personajes generalmente hasta más interesantes que los que están sometidos a los altibajos de la política electoral.
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