HOMENAJE A JOSÉ TEY EN EL ANIVERSARIO 57º DE SU MUERTE
Humberto J. San Pedro NUESTRA OPINION - 30 de noviembre de 2013 Hay personas y hechos que lo marcan a uno para toda la vida. Ya sea un ser querido que perdemos a destiempo, ya un desencuentro con una pareja muy apreciada, ya un maestro con el que tuvimos una relación muy especial… Concretamente, les hablo de un maestro, un maestro que llenó por un curso el puesto que debía haber ocupado mi padre, padre que se fue de casa cuando yo era muy pequeño aún y del que por varios años supe poco; un maestro que me enseño a jugar beisbol, que me trasmitió su gusto por el baloncesto, con el que aprendí a remar y sobretodo un maestro que más que mi maestro fue mi amigo y que siéndolo me enseño también el valor de la amistad. Dos circunstancias concurrieron en este caso, ese maestro murió a destiempo, apenas tenía 24 años y su muerte fue, además de inesperada, violenta y de ella supe a través de una foto sobrecogedora. Una foto en blanco y negro que vi en un periódico local de San