RESTAURAN EL TEATRO MARTÍ EN LA HABANA (+ fotos)
El Martí, un nuevo viejo teatro (+ Fotos)
11 diciembre 2013
Dicen que ya falta muy poco para que La Habana escuche de nuevo, al cabo de más de cuarenta años, las tres “campanadas de la alegría” que tradicionalmente anuncian en el Teatro Martí el comienzo de cada función. El sonido indicará que en breve ante las 720 butacas llenas se alzaráel telón y volverá la vida al viejo escenario.
Las campanadas vendrán a marcar, además, la culminación de una obra de restauración cuya etapa última comenzó en 2000 y que ha involucrado a trabajadores de muy distintas especialidades; la cima en la escalada difícil de realizar una faena compleja, demandante de recursos, antigua y necesariamente renovada.
La Oficina del Historiador y particularmente la empresa constructora Puerto Carena asumieron la reparación de un edificio en ruinas que en 2005 solo conservaba la fachada, según contó a Granma Marilyn Mederos, proyectista general de la obra.
A partir de piezas originales más o menos completas, testimonios o fotografías, se ha rearmado en detalle el teatro. Actualmente las labores son de acabado. Están instaladas la mecánica escénica y la plataforma elevadora bajo el escenario. El montaje de las luces está avanzado y, además, se retoca la carpintería y los exteriores, incluido el jardín.
Se ampliaron los camerinos, la cafetería y las áreas exteriores, y se climatizó totalmente la instalación: uno de los aspectos más complicados, confiesa Kenia Díaz, directora de proyectos de la Oficina. La iluminación también ha cambiado y se incorporará a la obra un edificio anexo en la calle Zulueta que permitirá facilidades para los camerinos, las oficinas de dirección y otros espacios. Sin embargo, como manda el buen oficio de restaurar, se ha evitado al máximo intervenir el diseño original: fueron introducidos solo aquellos cambios imprescindibles.
Resurge el viejo teatro con el signo de la nueva vieja ciudad: una comunión entre lo añejo y lo contemporáneo, entre la tradición y el imponente hoy día.
Las campanadas vendrán a marcar, además, la culminación de una obra de restauración cuya etapa última comenzó en 2000 y que ha involucrado a trabajadores de muy distintas especialidades; la cima en la escalada difícil de realizar una faena compleja, demandante de recursos, antigua y necesariamente renovada.
La Oficina del Historiador y particularmente la empresa constructora Puerto Carena asumieron la reparación de un edificio en ruinas que en 2005 solo conservaba la fachada, según contó a Granma Marilyn Mederos, proyectista general de la obra.
A partir de piezas originales más o menos completas, testimonios o fotografías, se ha rearmado en detalle el teatro. Actualmente las labores son de acabado. Están instaladas la mecánica escénica y la plataforma elevadora bajo el escenario. El montaje de las luces está avanzado y, además, se retoca la carpintería y los exteriores, incluido el jardín.
Se ampliaron los camerinos, la cafetería y las áreas exteriores, y se climatizó totalmente la instalación: uno de los aspectos más complicados, confiesa Kenia Díaz, directora de proyectos de la Oficina. La iluminación también ha cambiado y se incorporará a la obra un edificio anexo en la calle Zulueta que permitirá facilidades para los camerinos, las oficinas de dirección y otros espacios. Sin embargo, como manda el buen oficio de restaurar, se ha evitado al máximo intervenir el diseño original: fueron introducidos solo aquellos cambios imprescindibles.
Resurge el viejo teatro con el signo de la nueva vieja ciudad: una comunión entre lo añejo y lo contemporáneo, entre la tradición y el imponente hoy día.
Comentarios
Publicar un comentario