MARCOS ANTONIO RAMOS - 2013: EL AÑO DEL PAPA FRANCISCO
2013: El año del papa Francisco
A sólo unos meses de su instalación en Roma, es impresionante la influencia ejercida por el papa Francisco sobre las noticias, el mundo y la Iglesia
El papa Francisco saluda a los fieles durante su audiencia general semanal en la Plaza de San Pedro. (EFE)
A casi nadie sorprendió la selección del papa Francisco como "La Persona del Año" por la revista Time. Pero prefiero llamar al 2013 "El Año del Papa". A sólo unos meses de su instalación en Roma, es impresionante la influencia ejercida por el Pontífice Romano sobre las noticias, el mundo y la Iglesia, desde el inicio oficial de su pontificado el 13 de marzo de 2013, cuando los comentarios iniciales eran su condición de primer papa latinoamericano y de primer jesuita en el trono pontificio.
Al llegar al papado tras la inesperada renuncia de Benedicto XVI, la Iglesia se encontraba asediada en los medios de comunicación masiva por acusaciones de corrupción administrativa y por una serie interminable de casos de pederastia en el clero, además del ocultamiento de tales crímenes por altos jerarcas eclesiásticos. La imagen de la Iglesia se había deteriorado casi como nunca antes desde la era de los Papas del Renacimiento y la Reforma Religiosa del Siglo XVI. Además de problemas reales llovían también las exageraciones. Otros papas atrajeron gran atención en el pasado siglo. Entre ellos, Pío XII por su actuación, no siempre elogiada, durante la Segunda Guerra Mundial, pero sobre todo por su firme enfrentamiento con el comunismo al llegar la Guerra Fría, especialmente cuando el Partido Comunista estuvo a punto de llegar al poder en Italia. Juan XXIII proclamó que los protestantes no debían ser considerados "herejes" sino "hermanos separados" y convocó el reformista Concilio Vaticano II. Juan Pablo II recorrió el mundo y contribuyó al final del dominio comunista sobre Europa Oriental. Pero al reemplazar al notable teólogo Benedicto XVI, Jorge Maria Bergoglio se enfrentó a un panorama realmente difícil. Pues bien, el ilustre antiguo Arzobispo de Buenos Aires no esperó para hacerle frente a casi todos los problemas imaginables. Por ejemplo, dedicó gran parte del año a hacer apelaciones a la paz, como en su discurso de Navidad. Contaba con una nueva autoridad, mas allá de la Iglesia, que le concedía haber aclarado, tan pronto fue instalado, que las bendiciones de Dios no son sólo para católicos y creyentes sino también para no creyentes. No era el mensaje de un teólogo ilustre a sus feligreses y simpatizantes sino el de un líder religioso que deseaba alcanzar a todos sin excepción. Un Papa de todos Y este año sucedió algo extraordinario fuera de las filas católicas. Se ha comentado mucho sobre sus entrevistas con líderes judíos y su acercamiento a la comunidad islámica. Hay mucho mas que todo eso. La revista protestante más reconocida y con mayor difusión en lengua inglesa Christianity Today publicó un editorial en el cual se afirmaba que el Papa Francisco no era sólo "nuestro Francisco" en el ambiente católico sino también en un entorno evangélico. "El es también nuestro Francisco", servía de título al editorial. Y se producían declaraciones favorables en todo el mundo protestante. Por ejemplo, se destacaban opiniones de sus compatriotas, los que mejor le conocen. El líder evangélico con mayor convocatoria en Sudamérica, Luis Palau, en medio de elogios y datos sobre su amistad, recordaba que un administrador financiero del arzobispo Bergoglio en Buenos Aires había sido un cristiano evangélico muy cercano al actual pontífice. Relataba Juan Pablo Bongarrá, presidente de la Sociedad Bíblica Argentina, como el Arzobispo Bergoglio asistió, entre otras, a una reunión pública evangélica, subió a la plataforma, se arrodilló ante 6.000 personas presentes en el acto y, para su satisfacción, los pastores presentes le impusieron las manos y oraron por su ministerio. Este año se produjeron declaraciones papales que han alentado a la mayoría, aunque desconcertado a sectores menos propicios al cambio. El papa ha prometido mejor trato para los católicos divorciados que se han vuelto a casar. Es probable que encuentre una solución pastoral definitiva a ese problema. Sus referencias a la aperture y el perdón han fortalecido a elementos moderados dentro de la Iglesia. Es difícil la tarea propuesta ya que tendrá que mantener la doctrina y práctica de la Iglesia mientras busca soluciones. Su firme posición hacia el aborto es apreciada por los conservadores, pero sus declaraciones acerca de una redención divina que se extiende más allá de los creyentes no es siempre comprendida. Control de las finanzas Para otros, lo más importante ha sido su promoción de un mayor control de las finanzas vaticanas para evitar manipulaciones que se han ido generalizando en ciertos ambientes. Y ha propuesto medidas dirigidas a descentralizar aspectos significativos de la administración eclesiástica. Mientras esa posición recibe bastante apoyo, resalta la reacción negativa de un sector tradicionalista, que se preocupa por un posible liberalismo teológico que en realidad no existe en el nuevo papa, como podrá apreciar quien posea una formación teológica apreciable. No debe esperarse que su posición en asuntos sociales sea siempre elogiada. Prevalece en él un hermoso sentido de lo ético que puede ser interpretado como un error en materia económica por un sector de opinión. Ninguna persona, por elevada que sea su posición, autoridad y prestigio puede esperar complacer a todos y coincidir con todas las opiniones sobre economía, política y otras materias, algunas de ellas no necesariamente teológicas en el sentido más estricto. Mientras los observadores se preguntan por el futuro del celibato sacerdotal en el rito latino, y otros anhelan la ordenación de mujeres al sacerdocio, o al menos al diaconado, la lista de asuntos a resolver y de decisiones a tomar es demasiado compleja, además de larga, para que un solo papa pueda cambiarlo todo. Hasta sus lógicas críticas a sacerdotes que se niegan a bautizar a hijos de madres solteras han sido vistas con recelo por algunos. Pedirle, pues, que lo resuelva todo en pocos años no sería razonable. Pero no podré nunca olvidar a un papa recién electo llamando por teléfono o visitando su hotel sin necesidad de utilizar un asistente. Como tampoco a un pontífice poco inclinado al uso de demasiadas vestimentas eclesiásticas. No conozco el futuro, pero su humildad y su proximidad al pueblo han contribuido a hacer de 2013 "El Año del Papa". |
Excelente retrato del Papa Francisco y su obra que va mucho más allá de lo que la gran mayoría de católicos esperábamos cuando fue elegido. Ha sido una muy grata sorpresa el que el Papa Francisco muestre tan abiertamente el lado humano de nuestra fe católica, a veces escondido entre tanta vestimenta y tanto boato.
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