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Hay personas que creen en Dios con fe inquebrantable, otros no creen ni en la paz de los sepulcros. Los envidio. Lo mío es una duda perpetua sobre si existió un Ser Supremo que creó el olor a hierba, la risa de los niños, la poesía y la mujer.
En forma de ráfagas la creencia me invade, y entonces rezo de noche; en otras ocasiones siento mi fe llena de espinas y el corazón duro, exacto como un arbusto de marabú.
La idea de la existencia de un Dios nunca ha cambiado mi modo de actuar porque creo que el cielo y el infierno son metáforas.
Aunque lo que me ha marcado en este tema es la historia del carpintero Jesús de Nazaret, para quien el amor era más fuerte que el odio, el perdón más importante que el rencor, y la conformidad, más dulce que la envidia.
Cuando Jesús murió en la Cruz su mensaje único quedó en manos de una institución conformada por seres humanos imperfectos que adoptó el nombre de Iglesia Católica. Y ocurrieron las barbaridades históricas que conocemos del Medioevo. Entonces, ¿cómo ha podido sobrevivir 2000 años? Creo que se trata de que el milagro existe, como cuando cuando una iglesia destrozandose a sí misma acaba de elegir a Francisco I como nuevo Papa.
Y Su Santidad ha tomado al toro por los cuernos. Contra la pedofilia ha sido implacable. Un simple traslado del infractor a otra diócesis es inaceptable. Y el delito que antes se condenaba con una pena de 3 años ha subido a 12.
Otro escándalo es la del Banco Ambrosiano. En 1960 hizo trizas su credibilidad y la de su presidente Roberto Calvi, famoso por sus contactos con la Mafia, dentro de un pastel elaborado además de con harina y merengue con lavado de dinero, Calvi no supo nunca explicar la procedencia de 2,287 millones de dólares. Un decreto de Francisco I que entró en vigor el 1 de septiembre estipula que los delitos por corrupción de empleados de la Santa Sede serán severamente castigados.
En una larga entrevista con la revista jesuita Civilitá Catttolica, Francisco I se mostró muy crítico con una iglesia que ha condenado sin piedad a los homosexuales por su condición cuando lo que se debe valorar, según él, son a las personas, y recalcó que Dios juzga el comportamiento de los seres humanos, no su sexualidad.
Sobre las mujeres, las considera un pilar fundamental de la fe, y el “genio femenino”, y deben tomar parte en todas las decisiones importantes que adopte la Iglesia. Recordándoles a los cristianos que la Virgen María es una mujer y más importante que los obispos.
Hace poco entreabrió una puerta para que los divorciados vueltos a casar puedan acercarse al sacramento de la Eucaristía. Inmediatamente el Guardián de la Fe, Gerhrard Ludwig Muller, le respondió con un latigazo de irracionalidad e intransigencia: “Si el matrimonio precedente de unos fieles divorciados era válido en ninguna circunstancia su nueva unión puede considerarse conforme al derecho, por tanto, es imposible reciban los Sacramentos”.
Soy divorciado. En un matrimonio deshecho, en ocasiones es preferible para la felicidad de los cónyuges e incluso para la de los propios hijos una separación amistosa que seguir viviendo hipócritamente bajo un mismo techo cuando no hay entendimiento, y el amor está en una profunda crisis sin regreso.
Nací en el seno de una familia católica. Nunca fui un beato, sin embargo, la época más espiritualmente plena de mi vida fueron los meses antes de ir a prisión, cuando porque sentía la muerte cerca, comulgaba diariamente. Hoy entro a iglesias vacías, hablo un poquito con Dios y rezo automáticamente varios Padrenuestros. Voy a misa solo 4 o 5 veces al año a rendir tributo a compañeros de lucha asesinados por el castrismo, y los Domingos de Resurrección. Pero no me interesa establecer una relación estable con una institución que me niega el derecho a comulgar.
El Guardián de la Fe Ludwig es la versión actual del Santo Oficio que asesinó entre otros al cardenal inglés Gerinald Pole, al filósofo Giordano Bruno, a Francesco Savonarola y llevó a la hoguera a miles de mujeres acusadas de brujas y de copular con Satanás.
En un sínodo extraordinario en octubre del 2014 sobre el tema, se decidirá si triunfa la inclusión de Francisco I o la exclusión de Ludwig; lo voy a seguir de cerca. Puede que triunfe el arzobispo alemán, y entonces podrían acusar de hereje a Francisco I, lo penalicen con rezar los Siete Salmos Penitenciarios durante tres meses y le prohíban que viva a menos de 50 kilómetros de Roma, exactamente igual que a Galileo Galelei, cuando el 21 de septiembre de 1663 se atrevió a decir que la Tierra es redonda.
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