Lo que no tendría sentido sería elegir un Congreso que emitiera leyes muy voluminosas para leer o si esas leyes sufren cambios incesantes que ningún hombre que conozca la ley hoy puede imaginar lo que será mañana.
James Madison, 1788, Crónica Federalista No. 52
Cuando tratamos de juzgar algo tan básico y aparentemente simple como quien es responsable por el paro parcial del gobierno federal, obtenemos respuestas diametralmente opuestas dependiendo si le preguntamos a un demócrata o a un republicano.
No hay nada complicado en cuanto a los hechos. La Cámara de Representantes, de mayoría republicana, aprobó todos los fondos requeridos para mantener el gobierno funcionando normalmente –excepto Obamacare. Esta no es simplemente mi opinión o la del Dr. Thomas Sowell, que la expresó antes que yo. Los lectores pueden chequear el Congressional Record.
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El presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner (republicano por Ohio), participa en una conferencia de prensa con miembros de su partido tras una reunión sobre el cierre del gobierno, el jueves pasado.
WIN MCNAMEE / GETTY IMAGES
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En cuanto al derecho de la Cámara de aprobar o desaprobar el gasto, no estamos hablando de opinión. Los lectores pueden chequear la Constitución de Estados Unidos, la cual establece que toda ley que conlleve gastos federales debe originarse en la Cámara de Representantes, lo cual quiere decir que esos representantes tienen el derecho a decidir si quieren o no gastar dinero en una actividad gubernamental.
Como yo no puedo leer mentes, no puedo determinar quién, si alguien, quería paralizar el gobierno. Lo que sí sabemos es quién tenía la opción de mantener el gobierno funcionando y optó por no hacerlo.
El paro parcial en que estamos no es para alarmar a nadie: las fuerzas armadas continúan funcionando, médicos y enfermeras continúan activos en hospitales federales, controladores de tráfico aéreo y otro personal de emergencia no han sido afectados y, al final, todo el mundo cobrará. Comparemos eso con la alternativa: preservar la constitución.
La ley que el presidente Obama insiste en implementar es una versión distorsionada, mutilada, medio cocinada de lo que el Congreso aprobó en el 2010.
Ya no es el Acta de Cuidados Médicos Asequibles sino una versión cubierta de parches de una ley que no funcionará (refiéranse a la cita que encabeza esta columna).
Los fondos aprobados por la Cámara de Representantes cubren todo lo que el gobierno hace –excepto Obamacare. El Senado, de mayoría demócrata, eligió no votar para autorizar el uso de los fondos disponibles porque no incluía a Obamacare. El senador Harry Reid (D-Nevada), líder de la mayoría, dice que quiere “un proyecto de ley ‘limpio’ de la Cámara”. Y sus secuaces en la prensa nacional repiten “limpio” como si fuera un himno.
Pero, ¿qué tiene de “no-limpio” el no darle a Harry Reid todo lo que quiere? Si el senador Reid y el presidente Obama rehusan aceptar el dinero requerido para que el gobierno funcione porque no incluye Obamacare, ese es su derecho. Pero también es su responsabilidad.
Los líderes demócratas, desplegando una lamentable ignorancia de la Constitución, están vituperando a los republicanos en la Cámara por no incluir Obamacare en su propuesta de fondos de operación. El senador Harry Reid lo llamó “extorsión”, el representante Steny Hoyer (D-Maryland) lo calificó de “toma de rehenes”. La representante Nancy Pelosi (D-California) lo llamó “piromanía legislativa”.
En realidad, lo que los republicanos en la Cámara han hecho no es chantaje, es checks and balances en acción. El Congreso siempre ha tenido el poder de añadir cualquier condición a las asignaciones en el presupuesto. Los Padres Fundadores escribieron la Constitución de esa forma por muy buenas razones.
El primer documento constitutivo de Estados Unidos, los Artículos de Confederación, no incluían la presidencia.
Cuando los Padres Fundadores se reunieron en Filadelfia en el verano de 1787 para escribir una nueva y más efectiva versión decidieron, no sin cierta renuencia, crear la presidencia. Con renuencia porque a los Padres Fundadores les preocupaba que el presidente acumulara poder y gastara dinero flagrantemente, como los despóticos reyes europeos de la época lo hacían.
Para prevenir eso, los Fundadores crearon el concepto de checks and balances. James Madison, el principal arquitecto de la Constitución, lo justificaba así: “Cada uno de los tres poderes del gobierno es, en efecto, chequeado y restringido por los otros dos”.
Al Congreso se le dio la responsabilidad por el dinero. La chequera gubernamental, porque al ubicar ese poder en el Congreso, forzaría al presidente a negociar constantemente con el Congreso.
Con eso en mente, avancemos 225 años, a septiembre de 2013, cuando el presidente Obama llamó al presidente de la Cámara, John Boehner (R-Ohio), para decirle “no negociaré con el Congreso sobre elevar el límite de la deuda nacional”. El presidente, que se ha autodenominado un “erudito constitucional”, necesita refrescar sus conocimientos.
El mismo día, el presidente entusiasmó a una audiencia de trabajadores en una planta automovilística quejándose que la Cámara, al no plegarse a sus deseos, “se está metiendo conmigo”.
Lo cual es cierto, pero el presidente debe conceder que Madison, hace 225 años, lo expresó con mucha más elegancia y precisión.
En la Crónica Federalista No. 58 Madison escribió: “Un despotismo electivo no es el gobierno por el cual peleamos”.
¿No extrañan los lectores a nuestros Padres Fundadores?
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