LINCOLN DÍAZ-BALART: DR. ANTONIO JORGE
DR. ANTONIO JORGE E.P.D. |
Antonio Jorge
POR LINCOLN DÍAZ-BALART
Cuando yo era estudiante en el “New College” de Sarasota a mediados de la década de los años 70, era miembro de una organización estudiantil que trabajaba por la libertad de Cuba llamada “Abdala”. Aunque no habían otros cubanos en ese momento en “New College”, yo quise organizar una conferencia sobre Cuba, su historia y su porvenir en ese centro docente en Sarasota. Mi amigo y compañero de “Abdala”, Leonardo Viota, en ese momento estudiante universitario en Miami, me dijo que conocía al conferencista idóneo para la charla que yo deseaba organizar en el “New College”, su profesor de economía, el Dr. Antonio Jorge. Fue en el año 1975 cuando se apareció en el “New College” el hasta entonces desconocido para mí Dr. Antonio Jorge. Yo no le pude pagar ni un centavo para la gasolina, pero fue conduciendo su automóvil las cuatro horas que separan por ese medio de transporte a Miami de Sarasota el Dr. Jorge, porque su alumno, (el hoy en día abogado) Leonardo Viota le había dicho que un joven estudiante cubano en el “New College” lo estaba invitando para hablar allí sobre Cuba.
La conferencia de Antonio Jorge en el bello salón de música de la ex–mansión de Charles Ringling en Sarasota, que en la década de los 70 era la biblioteca del “New College”, fue magistral. En un inglés elocuente, Antonio Jorge sintetizó la historia de Cuba y describió la forma en que Castro la estaba destruyendo sistemáticamente. Y habló también del porvenir, feliz y próspero, de la Cuba democrática del mañana, y de la economía social de mercado a la que siempre aspiró a perfeccionar la República creada por Martí, Maceo, y los otros padres de la patria cubana.
Hace unos días, el domingo 12 de febrero, leí una maravillosa y realmente impactante columna en Diario las Américas del patriota, profesor, teólogo, y amigo, el Dr. Marcos Antonio Ramos, titulado, “Antonio Jorge y su ausencia: el sueño y la distancia”.
Recordé la forma en que conocí a Antonio Jorge al leer las siguientes palabras del Dr. Ramos:
“De ese buen amigo recibí siempre el mejor trato y el mayor afecto, pero deseo destacar sobre todo que fue uno de esos personajes inolvidables a los cuales se recuerda siempre de la misma manera. Con eso intento decir que Antonio no cambió jamás. Nos recibía a los que éramos jóvenes y desconocidos de la misma forma que a aquellos que eran sus colegas, participaban en actividades públicas o publicaban artículos y libros. Trataba cordialmente a personas conocidas y también a las que no lo eran. Admiro a los que demuestran con su conducta ser siempre los mismos. Así fue el doctor Jorge.”
¡Qué realidad más bella destaca Marcos Antonio Ramos!
Su profunda vocación de profesor, sobre todas sus otras muchísimas cualidades, es lo que yo quiero enfatizar del Dr. Antonio Jorge. Mientras, sí, es verdad, fue invariablemente cordial conmigo, incluyendo cuando yo era Congresista de Estados Unidos, la vez que me demostró un cariño diferente, diría yo, familiar, fue cuando yo era ese estudiante que él acababa de conocer en un College lejano de la Florida. Yo viví, pues, un ejemplo claro de la vocación docente de Antonio Jorge, del amor por sus estudiantes. Estuvo casi todo un fin de semana conmigo en “New College”. Nunca olvidaré sus sabias lecciones de esos días. Y al pasar los años y conocer cuan genuinamente ocupado estaba Antonio Jorge, cuantas obligaciones y responsabilidades, tanto profesionales como familiares, tenía en su vida, es que llegué a entender en toda su magnitud la grandeza y la calidad humana de ese extraordinario cubano que nos ha dejado. Que descanse en paz el alma del amigo que nos ha dejado, Dr. Antonio Jorge.
La conferencia de Antonio Jorge en el bello salón de música de la ex–mansión de Charles Ringling en Sarasota, que en la década de los 70 era la biblioteca del “New College”, fue magistral. En un inglés elocuente, Antonio Jorge sintetizó la historia de Cuba y describió la forma en que Castro la estaba destruyendo sistemáticamente. Y habló también del porvenir, feliz y próspero, de la Cuba democrática del mañana, y de la economía social de mercado a la que siempre aspiró a perfeccionar la República creada por Martí, Maceo, y los otros padres de la patria cubana.
Hace unos días, el domingo 12 de febrero, leí una maravillosa y realmente impactante columna en Diario las Américas del patriota, profesor, teólogo, y amigo, el Dr. Marcos Antonio Ramos, titulado, “Antonio Jorge y su ausencia: el sueño y la distancia”.
Recordé la forma en que conocí a Antonio Jorge al leer las siguientes palabras del Dr. Ramos:
“De ese buen amigo recibí siempre el mejor trato y el mayor afecto, pero deseo destacar sobre todo que fue uno de esos personajes inolvidables a los cuales se recuerda siempre de la misma manera. Con eso intento decir que Antonio no cambió jamás. Nos recibía a los que éramos jóvenes y desconocidos de la misma forma que a aquellos que eran sus colegas, participaban en actividades públicas o publicaban artículos y libros. Trataba cordialmente a personas conocidas y también a las que no lo eran. Admiro a los que demuestran con su conducta ser siempre los mismos. Así fue el doctor Jorge.”
¡Qué realidad más bella destaca Marcos Antonio Ramos!
Su profunda vocación de profesor, sobre todas sus otras muchísimas cualidades, es lo que yo quiero enfatizar del Dr. Antonio Jorge. Mientras, sí, es verdad, fue invariablemente cordial conmigo, incluyendo cuando yo era Congresista de Estados Unidos, la vez que me demostró un cariño diferente, diría yo, familiar, fue cuando yo era ese estudiante que él acababa de conocer en un College lejano de la Florida. Yo viví, pues, un ejemplo claro de la vocación docente de Antonio Jorge, del amor por sus estudiantes. Estuvo casi todo un fin de semana conmigo en “New College”. Nunca olvidaré sus sabias lecciones de esos días. Y al pasar los años y conocer cuan genuinamente ocupado estaba Antonio Jorge, cuantas obligaciones y responsabilidades, tanto profesionales como familiares, tenía en su vida, es que llegué a entender en toda su magnitud la grandeza y la calidad humana de ese extraordinario cubano que nos ha dejado. Que descanse en paz el alma del amigo que nos ha dejado, Dr. Antonio Jorge.
Comentarios
Publicar un comentario