MARCOS ANTONIO RAMOS: TED CRUZ Y EL MENSAJE DESDE TEXAS
Diario Las Americas
Publicado el 08-11-2012
Ted Cruz y el mensaje desde Texas
La victoria electoral del cubano americano Ted Cruz en primarias republicanas de Texas pudiera confirmar el mejor método disponible para que los de su partido penetren en forma realmente significativa el voto hispano en EE.UU. En los últimos años se han producido importantes victorias de republicanos hispanos en su aspiración a cargos electivos de primera importancia en algunos estados. Como es conocido y tradicional, el voto hispano nacional se inclinará mayoritariamente a favor de los demócratas en el 2012, pero la elección de gobernadores, senadores y congresistas hispanos afiliados al Partido Republicano pudiera ser la mejor fórmula para obtener al menos una votación apreciable para ellos y también para su candidato presidencial. Acudiré a la historia.
En los años sesenta y setenta era prácticamente imposible para un hispano alcanzar la nominación a un cargo en la boleta demócrata en el sur de la Florida. Cualquier excepción simplemente confirmaba la regla. Los republicanos eran entonces el partido claramente minoritario, pero había mayores posibilidades de postulación para un cubano americano en el GOP. Ese dato se unía a otros asuntos, sobre todo de política exterior en relación con Cuba y América Latina, que favorecían la inscripción de los nuevos votantes en el Partido Republicano. En cuestión de una década se produjeron numerosas postulaciones de cubano americanos en esa columna y la votación del partido aumentó enormemente. Los libros del notable historiador Enrique Ros han ido explicando minuciosamente la relación del exilio cubano con la política electoral en esta región. Un nuevo trabajo suyo será puesto en circulación en unas semanas. Es cierto que Texas y la Florida son estados diferentes en cuanto al tipo de votación hispana. Pero la elección de republicanos como gobernadores como Susana Martínez en Nuevo México, una de las oradoras escogidas para la próxima convención nacional de su partido y la llegada de Ted Cruz a la boleta electoral republicana como candidato a senador, pudiera estar señalando el inicio de una nueva era el sudoeste. Rafael E. Cruz, conocido generalmente como “Ted” Cruz, no es de origen mejicano, pero como hispano le está recordando a la población con ese origen en Texas que pudiera existir un futuro para ella en el Partido Republicano. La población hispana de Texas, como la de otros estados, tiene sus características propias. En este caso se ha señalado la abrumadora mayoría de origen mejicano. Pero hay un sector, todavía minoritario entre los méxico americanos, que pudiera escoger un camino diferente al de otros miembros de esa comunidad. Muchos de sus integrantes se han ido integrando al resto de la población en cuestiones de idioma y cultura, han mejorado su situación económica y legalizado su status inmigratorio. Es más, gran parte de los mexico americanos nacieron en EE.UU., sobre todo en estados como Nueva México, Arizona, Colorado y California. Muchos de ellos comparten ideas conservadoras en materia religiosa, como un amplio sector católico y el número creciente de protestantes fundamentalistas o básicamente conservadores en el sector evangélico, que también incluye un ala histórica más liberal, como también sucede en el caso de los católicos. Ahora bien, si en Miami Dade funcionan, solamente teniendo en cuenta a los bautistas del Sur, 115 congregaciones hispanas, es fácil imaginar el incomparablemente mayor número de iglesias bautistas hispanas en Texas, históricamente un bastión de esa confesión cristiana. Y me refiero a una sola denominación entre muchas. El mismo candidato Cruz es miembro de una iglesia bautista del Sur. Nadie puede asegurar que la mayoría de los católicos y protestantes hispanos de Texas votará por los republicanos, pero el porcentaje será mucho mayor entre ellos que entre los hispanos más secularizados, otro sector en crecimiento. Ted Cruz, con excelente posibilidades de elección, ha demostrado que un hispano puede integrarse con el resto de los texanos sin perder su identidad. Muchos lo han logrado: republicanos, demócratas, independientes, católicos y protestantes. En un enjundioso artículo publicado esta semana el amigo Armando González señalaba que el candidato, formado en escuelas bautistas en Houston, obtuvo su Bachelor of Arts (licenciatura) en la Universidad de Princeton y obtuvo un Doctorado en Derecho “Magna Cum Laude” en Harvard, pero que además de haber sido editor principal de “Harvard Journal of Law and Public Policy”, fue editor fundador del “Harvard Latino Law Review”. No existe, pues, contradicción alguna en integrarse a la sociedad norteamericana tradicional manteniendo identidad como hispano o “latino”, mexico americano, cubano americano, etc. Los famosos “estereotipos” han sido reemplazados por nuevas realidades. Hay hispanos con títulos universitarios, negocios e ingresos apreciables, de la misma manera que los hay con otras características, quizás tratando lógicamente de ascender en aspectos culturales, sociales o económicos. Hay hispanos católicos y también protestantes, demócratas y también republicanos o independientes. Los partidos políticos, como las iglesias y otras entidades, han penetrado esta comunidad y lo seguirán haciendo. Ted Cruz es un ejemplo. Además de otros detalles debe recordarse que se trata de un cubano americano en Texas, donde prevalecen anglos y mexico americanos. Es un protestante en una comunidad tradicionalmente católica. Es un republicano en una comunidad mayoritariamente demócrata. Pero esa no es toda la historia. Al candidato Cruz le favorecen otras cosas. Su impecable educación, sus éxitos profesionales, su experiencia como “Solicitor General” del Estado, es decir, abogado del gobierno estatal, como nos recuerda González. En la comunidad anglo le favorece ser un bautista del Sur, confesión religiosa de gran poder numérico y financiero en Texas, territorio incorporado a EE.UU., precisamente por el político bautista Sam Houston. Y en la movilización de votantes, el apoyo del “Tea Party” y de los conservadores será fundamental. Además, el apellido Cruz, que no le causó problema alguno en las primarias republicanas, debe ayudarle a atraer a un número apreciable de hispanos. Si existe un estado seguro para los republicanos en el Sudoeste de EE.UU., ese es Texas, pero el futuro no es tan prometedor allí, al menos en un aspecto fundamental. Dentro de seis años, en el 2018, cuando Cruz, en caso de ser electo, aspiraría a la reelección, el porcentaje de hispanos, y por lo tanto de votantes demócratas, habrá aumentado en Texas. Tal realidad preocupa a muchos republicanos. Quizás no tanto para el 2018, pero para las presidenciales del 2020, Texas pudiera haber dejado de ser un estado seguro para el GOP. Ahora bien, con políticos republicanos de origen hispano como Cruz, esa situación no sería tan alarmante. En cuanto a los cubano americanos en EE.UU., el haber logrado elegir hasta ahora a tres senadores federales: Bob Menéndez, Mel Martínez y Marco Rubio; la influencia electoral obtenida en Miami Dade y la Florida; la designación de Ileana Ros-Lehtinen como presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara, asamblea en la que han estado activos otros cubano americanos con Lincoln y Mario Díaz-Balart, Albio Sires y David Rivera, republicanos o demócratas, y ahora las posibilidades de Cruz, son indicaciones muy claras de que ha sido mucho lo que se ha logrado. Mi muy admirado amigo y ex alcalde Maurice Ferré recordaba a sus lectores que la revista “Time” predijo que el voto hispano decidirá la presidencia estadounidense en el 2012, lo cual pudiera favorecer al presidente Barack Obama. La votación puertorriqueña del centro de la Florida contribuye en forma acelerada, casi sin precedentes, a aumentar, pero también a diversificar, la influencia del voto hispano en la Florida. Y la victoria de Cruz en Texas quizás nos demuestra que se trata de un asunto mucho más complejo de lo anticipado. Republicanos y demócratas tienen por delante mucho terreno que recorrer, muchas situaciones que resolver y una incertidumbre que nos acompañará hasta noviembre y después. |
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