MARCOS ANTONIO RAMOS: UNA CAMPAÑA PARA LA DERROTA
UNA CAMPAÑA PARA LA DERROTA
Marcos Antonio Ramos
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La confirmación de Tom Pérez como Secretario del Trabajo
de Estados Unidos es un motivo de celebración para todos los dominicanos e
hispanos en el país. El distinguido y capaz funcionario, descendiente del ex
embajador dominicano en Estados Unidos Rafael Brache, fue confirmado en el
Senado por 54 votos contra 46. A casi nadie extrañó que todos los votos
favorables eran los de senadores demócratas y de sus dos colegas independientes
que siempre votan con ellos. La votación contraria de todos los 46 integrantes
republicanos del Senado, incluyendo hasta aquellos que aceptaron se discutiera
su nominación, constituye otro impresionante recordatorio de la increíble
campaña republicana para que su propio partido sea derrotado en las elecciones
presidenciales del 2016.
La discusión de la reforma de
inmigración, detenida sobre todo por la mayoría republicana en la Cámara de
Representantes, ha convencido hasta a los más optimistas observadores
favorables al partido del elefante, de que los republicanos parece como que
prefieren perder los comicios presidenciales antes que permitir que aumente el
número de votantes hispanos. Por un lado, esta oposición a legalizar a los
“indocumentados” pudiera presentarse como una forma de disminuir el caudal
electoral de los demócratas, pero en realidad ha tenido como efecto el alejar a
los hispanos del republicanismo.
El ala derecha del Partido Republicano,
abrumadoramente mayoritaria dentro de ese partido, sobre todo partidarios del
llamado “Tea Party”, considera la legalización de los “indocumentados” como
equivalente al fin del predominio de los llamados “anglos”, pasando por alto
que las comunidades anteriormente consideradas como claramente minoritarias,
hispanos y afroamericanos, crecen en número con gran rapidez,
independientemente de que se apruebe o no la reforma migratoria.
Algunos aspectos deben ser considerados
para entender mejor la situación. Rechazar la reforma pudiera favorecer a
candidatos republicanos en distritos congresionales y en algunos estados donde
se discutirán senadurías en el 2014, pero repercutiría negativamente en una
elección en la cual vote toda la nación para elegir al presidente y al
vicepresidente. En las elecciones primarias para nominar candidatos, los
republicanos más favorables a los hispanos, encuentran un punto de apoyo en la
postura antiinmigrante, pero en muchos distritos y estados concurrir a las
urnas como opositores a la reforma constituye un peligro cuando no se trata de
simples primarias internas de un partido.
El panorama electoral es complejo. En
el 2014 los republicanos pudieran mantener su control sobre la Cámara aun
perdiendo algunos escaños. En el Senado lograrían algunas victorias que les
acercarían al control, o quizás les permitiría dominar precariamente la cámara
alta, algo que es posible, pero no tan probable. Con la pésima imagen que tiene
el actual Congreso en la opinión pública estadounidense y con un bloque
nacional tan contrario a las actuales posturas republicanas como el constituído
por los hispanos y otros grupos, dominar todo el Congreso, o simplemente la Cámara,
antes del 2016, no serviría necesariamente para situar a un republicano o a una
republicana en la Casa Blanca.
Más allá de tomar posición en cuanto a
las posturas sobre temas específicos, es decir, simplemente como un frío análisis
de cifras y tendencias, puede concluirse que el Partido Republicano, por una
serie de razones, no podrá contar con la mayoría de las mujeres y la juventud,
ni siquiera con la cuarta parte de los hispanos, y mucho menos con la población
con preferencias de tipo homosexual. Algunos, en esos sectores, votarían quizás
por su congresista o senador republicano, pero difícilmente por un candidato
presidencial opuesto a sus posiciones en temas polémicos como la inmigración y
otros.
Independientemente de que existan
simpatías hacia posturas republicanas en gran parte de la población y en algunas
regiones del país, los sectores con mayor crecimiento en el electorado nacional
son los hispanos, los afroamericanos, las mujeres, los jóvenes, etc. Una cosa
es ser elegido en un distrito congresional en el cual la legislatura del estado
correspondiente ha diseñado sus fronteras para elegir un candidato de un
partido determinado y otra es enfrentarse a toda la vasta gama de opiniones en
una región del país o en todo el territorio norteamericano, cada día más
pluralista.
Los errores de los demócratas en los
años sesenta, setenta y ochenta, convirtieron a su partido en un movimiento
político con mayoría congresional, pero sólo con acceso ocasional a la Casa
Blanca. Curiosamente, los republicanos parecen ir ahora exactamente en la misma
dirección, con el agravante de que en una elección presidencial, como la del
2016, pudieran perder hasta el Congreso, como ha sucedido anteriormente.
Claro que los demócratas pueden, como
en el pasado, cometer graves errores o seleccionar malos candidatos para el
poder ejecutivo, lo cual cambiaría en cierta forma el cuadro, pero no es
necesario simpatizar con los demócratas o renunciar a convicciones personales
sobre los temas, para comprender que los republicanos están haciendo la más
prometedora campaña para no regresar a la Casa Blanca en el 2016. Mientras
tanto, sin importar partidos y temas, celebremos la confirmación de Tom Pérez
como un triunfo para todos nosotros. Enhorabuena.
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