MARCOS ANTONIO RAMOS: LOS CAMBIOS Y LAS NOTICIAS DE HOY
Diario Las Americas
Publicado el 06-09-2013
Los cambios y las noticias de hoy
Por Marcos Antonio Ramos
Algunos cambios son tan inevitables como los misterios de la vida y de la muerte. Una de las noticias recientes fue el fallecimiento del más antiguo miembro del Senado, Frank Lautenberg, demócrata de New Jersey, el último veterano de la Segunda Guerra Mundial en el club más exclusivo del mundo. El gobernador republicano Chris Christie anunció que el sucesor permanente será elegido en octubre de este mismo año mediante una polémica elección especial y no en los comicios del 2014. Christie designaría a un republicano como sucesor temporal, pero éste, u otro candidato de su partido, tendría que enfrentarse, en pocos meses, a la bien aceitada y siempre peligrosa maquinaria demócrata de Hudson County.
Por otra parte, se celebró el 60 aniversario de la coronación de Isabel II, soberana de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, así como de la Mancomunidad Británica, y que ostenta todavía el título de Defensora de la Fe. La hija de Jorge VI, último Emperador de la India, se ha sentado en un trono por más tiempo que casi cualquier otro monarca. Su país, gobernado hasta ahora por conservadores (tories), liberales y laboristas, ha preservado cierta unidad en medio de cambios demográficos y culturales, y de los reclamos en Escocia e Irlanda del Norte.
En Cuba se anunciaba el 82 cumpleaños del General del Ejército Raúl Castro Ruz. Con la excepción de algunos períodos, que sumados no llegan a veinte años, el país ha sido gobernado por militares: José Miguel Gómez, Mario García Menocal, Gerardo Machado, Carlos Mendieta, Federico Laredo Brú, Fulgencio Batista, Fidel Castro, y ahora Raúl Castro que ha anunciado reformas económicas que no son consideradas suficientes por la mayoría de observadores. Hace unos días, el conocido economista cubano Carmelo Mesa Lago se refería a esos cambios, aclarando que no eran comparables a los de Vietnam y la China Popular.
Algunos gobernantes y sus esquemas de gobierno logran permanecer, pero los cambios están en el ambiente. Es cierto que el relevo senatorial no afecta la composición de los comités de ese cuerpo colegislador; Isabel II “reina, pero no gobierna”, y las reformas en Cuba no son lo suficientemente dramáticas para lograr un mejoramiento significativo y permanente de las condiciones de vida. Aun así, se reciben señales de cambio generacional. Lo notamos también en esta comunidad con el fallecimiento o jubilación de prominentes figuras que atraían mucha atención hasta fechas recientes. Sin necesidad de acudir a geografías como las de Inglaterra, el noreste de EEUU, o Europa continental, “se nos viene encima” un impredecible futuro, el cual, ojalá, no sea semejante al descrito por Aldous Huxley al escribir, parafraseando a William Shakespeare, acerca de un mundo extraño con criaturas aún más extrañas.
Pero parece como que no comprendemos todavía el alcance de lo que se ha producido después de la Guerra Fría. Ahora se teme al terrorismo islámico radical. Y se habla poco acerca del movimiento comunista, que según muchos observadores estuvo a punto de destruir la civilización occidental y hasta las dos veces milenaria religión de Cristo. Algo más lejano, el recuerdo de avances aparentemente invencibles del nazifascismo, que estuvo a punto de regir Europa y otras regiones. Después de todo, la Alemania actual la gobierna la hija de un pastor, en la Rusia de Putin los gobernantes encienden velas a los santos de la Iglesia Ortodoxa, y la Iglesia de Roma la preside un admirado Papa jesuita nacido en Argentina. Pero la secularización sigue avanzando.
Retomando a Cuba, nuestros tatarabuelos comentaban el avance napoleónico, detenido por acontecimientos como el 2 de mayo español, Bailén, la huida de Moscú y la victoria de Wellington en Waterloo. Algunas tiendas al menudeo, bodegas propiedad de nuestros abuelos españoles, cambiaron su nombre de “Dos de Mayo” a “Veinte de Mayo” después de la independencia. Curiosamente, muchos cubanos continuamos discutiendo acaloradamente el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, la corrupción administrativa de los años cuarenta, acompañada del reinado del “gatillo alegre” en las calles habaneras y del dramático suicidio de Eduardo Chibás. Y seguimos considerando alguno de esos datos como fuente de todos los males, olvidando que la historia política sólo se interpreta seriamente cuando se tiene en cuenta toda una cadena de situaciones y no simplemente una de ellas.
Mientras discutimos acerca de todo eso, el entorno que nos rodeaba va dejando de ser. Es casi “El Mundo de Ayer” como en el libro de Stefan Zweig. Los republicanos y demócratas de hoy no se parecen mucho a los del pasado. El bipartidismo civilizado ha sido reemplazado por la más rampante polarización. Ni siquiera se tiene en cuenta que las contradicciones que hicieron desaparecer al socialismo real pueden surgir, con otras formas, en el capitalismo.
El nuevo entorno pudiera servir para alertar con mayor precisión acerca de situaciones vigentes, más próximas al quehacer diario, sin abandonar cuestiones y valores que no deben olvidarse jamás. Vivimos en una ciudad muy pluralista y en un período complejo y difícil de interpretar, ambiente lógicamente reflejado en los medios electrónicos e impresos que no pueden subestimar un mundo nuevo, quizás muy extraño, que surge en nuestro propio tiempo histórico.
Por otra parte, se celebró el 60 aniversario de la coronación de Isabel II, soberana de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, así como de la Mancomunidad Británica, y que ostenta todavía el título de Defensora de la Fe. La hija de Jorge VI, último Emperador de la India, se ha sentado en un trono por más tiempo que casi cualquier otro monarca. Su país, gobernado hasta ahora por conservadores (tories), liberales y laboristas, ha preservado cierta unidad en medio de cambios demográficos y culturales, y de los reclamos en Escocia e Irlanda del Norte.
En Cuba se anunciaba el 82 cumpleaños del General del Ejército Raúl Castro Ruz. Con la excepción de algunos períodos, que sumados no llegan a veinte años, el país ha sido gobernado por militares: José Miguel Gómez, Mario García Menocal, Gerardo Machado, Carlos Mendieta, Federico Laredo Brú, Fulgencio Batista, Fidel Castro, y ahora Raúl Castro que ha anunciado reformas económicas que no son consideradas suficientes por la mayoría de observadores. Hace unos días, el conocido economista cubano Carmelo Mesa Lago se refería a esos cambios, aclarando que no eran comparables a los de Vietnam y la China Popular.
Algunos gobernantes y sus esquemas de gobierno logran permanecer, pero los cambios están en el ambiente. Es cierto que el relevo senatorial no afecta la composición de los comités de ese cuerpo colegislador; Isabel II “reina, pero no gobierna”, y las reformas en Cuba no son lo suficientemente dramáticas para lograr un mejoramiento significativo y permanente de las condiciones de vida. Aun así, se reciben señales de cambio generacional. Lo notamos también en esta comunidad con el fallecimiento o jubilación de prominentes figuras que atraían mucha atención hasta fechas recientes. Sin necesidad de acudir a geografías como las de Inglaterra, el noreste de EEUU, o Europa continental, “se nos viene encima” un impredecible futuro, el cual, ojalá, no sea semejante al descrito por Aldous Huxley al escribir, parafraseando a William Shakespeare, acerca de un mundo extraño con criaturas aún más extrañas.
Pero parece como que no comprendemos todavía el alcance de lo que se ha producido después de la Guerra Fría. Ahora se teme al terrorismo islámico radical. Y se habla poco acerca del movimiento comunista, que según muchos observadores estuvo a punto de destruir la civilización occidental y hasta las dos veces milenaria religión de Cristo. Algo más lejano, el recuerdo de avances aparentemente invencibles del nazifascismo, que estuvo a punto de regir Europa y otras regiones. Después de todo, la Alemania actual la gobierna la hija de un pastor, en la Rusia de Putin los gobernantes encienden velas a los santos de la Iglesia Ortodoxa, y la Iglesia de Roma la preside un admirado Papa jesuita nacido en Argentina. Pero la secularización sigue avanzando.
Retomando a Cuba, nuestros tatarabuelos comentaban el avance napoleónico, detenido por acontecimientos como el 2 de mayo español, Bailén, la huida de Moscú y la victoria de Wellington en Waterloo. Algunas tiendas al menudeo, bodegas propiedad de nuestros abuelos españoles, cambiaron su nombre de “Dos de Mayo” a “Veinte de Mayo” después de la independencia. Curiosamente, muchos cubanos continuamos discutiendo acaloradamente el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, la corrupción administrativa de los años cuarenta, acompañada del reinado del “gatillo alegre” en las calles habaneras y del dramático suicidio de Eduardo Chibás. Y seguimos considerando alguno de esos datos como fuente de todos los males, olvidando que la historia política sólo se interpreta seriamente cuando se tiene en cuenta toda una cadena de situaciones y no simplemente una de ellas.
Mientras discutimos acerca de todo eso, el entorno que nos rodeaba va dejando de ser. Es casi “El Mundo de Ayer” como en el libro de Stefan Zweig. Los republicanos y demócratas de hoy no se parecen mucho a los del pasado. El bipartidismo civilizado ha sido reemplazado por la más rampante polarización. Ni siquiera se tiene en cuenta que las contradicciones que hicieron desaparecer al socialismo real pueden surgir, con otras formas, en el capitalismo.
El nuevo entorno pudiera servir para alertar con mayor precisión acerca de situaciones vigentes, más próximas al quehacer diario, sin abandonar cuestiones y valores que no deben olvidarse jamás. Vivimos en una ciudad muy pluralista y en un período complejo y difícil de interpretar, ambiente lógicamente reflejado en los medios electrónicos e impresos que no pueden subestimar un mundo nuevo, quizás muy extraño, que surge en nuestro propio tiempo histórico.
Comentarios
Publicar un comentario