Publicado el miércoles 19 de junio del 2013
Juan O. Tamayo
Estados Unidos y Cuba reanudarán conversaciones migratorias en julio, la segunda señal en dos días de que la administración de Obama está tratando de reanimar de manera significativa las relaciones prácticamente congeladas desde que La Habana encarceló a un subcontratista del gobierno de EEUU en el 2009.
Las conversaciones migratorias se consideran como mucho más importante para las relaciones bilaterales —y mucho más propensas a provocar airadas quejas de los críticos del gobierno de Castro— que el anuncio del lunes sobre la reanudación de las conversaciones sobre el servicio de correo directo entre los dos países.
La migración entre los dos países, desde largo tiempo hostiles, ha sido objeto de un examen más detenido desde que La Habana alivió las restricciones sobre los viajes al extranjero el 14 de enero, elevando la posibilidad de que más cubanos salgan de la isla y se dirijan a Estados Unidos —legal o ilegalmente.
Las conversaciones migratorias se iniciarán el 17 de julio en Washington entre el Departamento de Estado y funcionarios de la Cancillería cubana, dijeron fuentes bien informadas a El Nuevo Herald el martes. Las fuentes pidieron el anonimato porque no estaban autorizadas a hablar sobre el tema.
Voceros del Departamento de Estado dijeron que no tenía comentarios sobre este informe.
A pesar de que la reanudación de las conversaciones sobre migración y el correo no son especialmente significativos por sí mismos, señalan claramente un esfuerzo de la administración de Obama para mejorar las relaciones con La Habana y proporcionan un entorno para discusiones tranquilas sobre otras cuestiones de interés mutuo.
El gobernante cubano, Raúl Castro, ha dicho en repetidas ocasiones que está listo para amplias conversaciones con Washington desde que reemplazó a su convaleciente hermano Fidel en el 2006, pero el gobierno de Obama ha dicho que La Habana debe liberar a Alan P. Gross, el subcontratista encarcelado en Cuba desde el 3 de diciembre del 2009.
La administración del presidente George W. Bush suspendió en el 2003 las conversaciones migratorias, que se realizaban normalmente dos veces al año, quejándose de que La Habana no había querido asumir muchas de las cuestiones de interés para Washington.
Esas cuestiones han incluido un nuevo período de inscripción para la lotería utilizada por el gobierno de EEUU para cumplir con su promesa de otorgar 20,000 visas anuales a cubanos. La última de tales inscripciones desconcertó a La Habana, porque cientos de miles de personas se apuntaron.
La administración Obama acordó reanudar las conversaciones migratorias en el 2009. Un despacho diplomático de EEUU publicado por WikiLeaks en aquel momento, señaló que La Habana utilizaría las conversaciones para “martillar” la política de pies secos, pies mojados de EEUU, que permite quedarse a los cubanos que llegan a tierra en EEUU. La Habana critica la política como un atractivo para las salidas ilegales.
Cuatro rondas se llevaron a cabo, pero las conversaciones se suspendieron de nuevo en el 2011 después de que Gross, un subcontratista de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, fue condenado a 15 años de cárcel por dar a judíos cubanos sofisticados equipos de comunicación pagados por un programa de la USAID a favor de la democracia.
Washington afirma que Gross fue injustamente encarcelado. La Habana ha ofrecido cambiarlo por cuatro espías cubanos que cumplen largas condena en cárceles de Estados Unidos —un quinto terminó su sentencia de prisión y regresó a Cuba. Pero Washington ha rechazado en repetidas ocasiones un intercambio.
Las oportunidades de serias negociaciones bilaterales parecen haber mejorado significativamente este año, sin embargo.
Obama, en su último mandato en la Casa Blanca, no tiene que preocuparse por la política electoral, sobre todo en la Florida, donde los cubanoamericanos juegan un papel importante. Y el secretario de Estado, John Kerry, defendió enérgicamente la mejora de las relaciones con La Habana durante sus muchos años como presidente del Comité del Senado sobre Relaciones Exteriores.
El Congreso está considerando una docena de proyectos de ley a fin de que ayuden a aliviar o levantar las sanciones de Estados Unidos contra Cuba, incluyendo el embargo comercial, aunque los analistas dicen que hay pocas posibilidades de que cualquiera de ellos pueda ser aprobado en la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos.
En cambio, los defensores de una mejora de las relaciones con La Habana han estado instando a la Casa Blanca para quitar a Cuba de la lista de países que apoyan el terrorismo internacional —junto con Irán, Siria y Sudán— como una estrategia inicial para obtener la liberación de Gross.
La noticia de la renovación de las conversaciones sobre la inmigración recibió elogios como un paso en la dirección correcta, y condenas como una concesión unilateral de Estados Unidos a La Habana.
Las conversaciones migratorias “serán conversaciones que no irán a ninguna parte más que a favor del régimen. ¿Qué viene después con esta Administración? Basta. El pueblo cubano merece libertad y democracia, y esas conversaciones no ayudarán a lograr esos objetivos”, declaró el martes la representante Ileana Ros-Lehtinen, republicana de Miami.
“Esperamos con interés el día en que el gobierno de Obama deje de premiar al régimen de Castro por la toma de un rehén estadounidense y por su dramático aumento de la represión. Ese día aún no ha llegado”, dijo Mauricio Claver-Carone, director del U.S.-Cuba Comité de Acción Política, que apoya el embargo.
Sarah Stephens, directora del Centro por la Democracia en América Latina, un grupo en Washington que favorece relaciones con Cuba, dijo que “ya sea la migración o las conversaciones sobre el correo directo, la participación es la dirección correcta”.
“Las personas que quieren que esta relación permanezca paralizada no pueden soportar la idea de tratar a Cuba como un poder soberano, y prefieren la ficción de que de alguna manera, si no nos hablamos, Cuba algún día se transformará en el sistema que ellos desean”, agregó Stephens en un correo electrónico a El Nuevo Herald.
Las noticias de las conversaciones migratorias se produjeron después de ligeros indicios de un posible deshielo en las relaciones, incluyendo la decisión de Cuba el mes pasado de permitir que un médico de EEUU visitara a Gross, cuya familia se ha quejado de que su salud se está deteriorando en la cárcel.
El Departamento de Estado también confirmó a finales de mayo que la funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba a cargo de los asuntos de América del Norte, Josefina Vidal, había recibido una visa para reunirse en Washington con la secretaria de Estado adjunta para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson.
Vidal estuvo estacionada en la misión diplomática cubana en Washington hasta el 2003, pero se vio obligada a regresar a la isla ese año, cuando el Departamento de Estado expulsó a su esposo y a otros 13 diplomáticos cubanos por llevar a cabo actividades de recolección de inteligencia.
Las conversaciones sobre el correo directo, las primeras desde el 2009, empezaron el martes en Washington entre el principal diplomático cubano en Washington, José Cabañas, y Lea Emerson, directora de asuntos postales internacionales del Servicio Postal de Estados Unidos.
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