UNA AMIGA ESPAÑOLA OPINA
José Alfonso Almora |
Una querida amiga española quien --por serlo
y vivir allí-- tiene por supuesto más conocimiento de causa que yo, me escribe
tras mi artículo de ayer y me comenta la percepción de que un sector de la
ciudadanía española, a raíz de los recientes disturbios ha pasado de sentir admiración a sentir temor por los que deben
ser celadores del orden público.
Dichas autoridades están siendo investigadas
por presuntos excesos ocurridos durante los disturbios, a cuyas motivaciones hice
referencia en mi despacho de ayer.
Se investigan las alegaciones de policías
infiltrados dentro de los manifestantes, contrainteligencia que es práctica habitual
en muchos países, por ejemplo en los Estados Unidos, pero que en la realidad
española no suelen ser tan frecuentes.
Me explica esta amiga el peligroso
desencanto social tanto por la dadivosidad del PSOE, como por la
indiferencia del PP, en torno a conquistas y beneficios sindicales
acumulados durante muchos años. Y aunque he acotado que en base a la
actual realidad, muchos son insostenibles, quiero reiterar que no todos son necesariamente
suprimibles.
No debe
confundirse dadivosidad con humanidad y coincido que el estado no puede convertirse
ni en España, ni aquí, en el eterno benefactor de una minoría que
hace de la pobreza un modus vivendi.
Sin embargo,
es cierta la observación de que por haber abusado los turistas del resto de Europa
durante años de la seguridad social y la atención hospitalaria
española, superiores a la de sus países, ahora miles de pensionados
españoles pagan los platos rotos de otros en los últimos años de su vida.
Se quejan muchos sectores de la sociedad
española en torno a la decision del ministro Gallardón de prohibir el aborto
por malformación, al tiempo que se limitan las ayudas medicas, fisioterapéuticas,
ortopedicas y psicológicas a estas víctimas, fruto de la malformación
genética. Afirma nuestra amiga que es como incitarte a beber cerveza y
prohibirte que la orines hasta reventarte.
Sin lugar a dudas, la reducción del gasto
burocrático del gobierno central y de las autonomías es algo que esperan los
españoles en medio de esta crisis, que reitero es profunda en connotaciones y
orígenes, pero siempre viable en la medida que gobierno y ciudadanía
estén dispuestos asumir su responsabilidad justa y equitativa, en un país que
tiene --además de su enorme capital geográfico y natural, un valiosísimo
capital humano. Y que, contrariamente a lo que algunos medios indican,
considero que no está al borde de la catástrofe, ni la hambruna.
¡Gracias a nuestra amiga
española cuyo aporte a este debate enriquece nuestro conocimiento y
alimenta el foro democrático u de opinión abierta a través de este blog!
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