LAS LUCES Y LAS SOMBRAS: UNA MIRADA IN SITO A LA CRISIS ESPAÑOLA
José Alfonso Almora |
LAS LUCES Y LAS SOMBRAS: UNA MIRADA IN SITO A LA CRISIS ESPAÑOLA
Por José Alfonso Almora
Otra estancia en España me ha permitido valorar in sito el bombardeo informativo de la prensa mundial y de los propios medios españoles, sobre la crisis económica y social en Europa, de la cual quizás estamos lentamente saliendo en América.
Vi con preocupación las protestas frente al congreso de diputados y, con cierta rabia ciudadana, como el derecho público queda secuestrado y manipulado por unos pocos para provocar disturbios, tensión social y destrucción como único aporte o solución a la crisis. Los propios manifestantes pacíficos rechazan a los resentidos sociales y agitadores de siempre que, desde la izquierda radical o la derecha anarquista, intentan que los cambios necesarios vengan por la vía no constitucional.
A pocas cuadras de cada manifestación la vida transcurre entre el chato de vino, la tapa o el pincho de tortilla que la crisis no ha podido desvertebrar de la vida Española. La sociedad fluye, interactúa y rechaza que, a nombre de la paz social y el progreso económico grupos --de auto marginados sociales en su mayoría-- interfieran de forma violenta con la vida de los ciudadanos y de los propios negocios que la policía trata de proteger. Desde la oposición el propio Gonzalo Pérez Rubalcaba, ex-ministro del interior, afirma que no es el deseo de la policía reprimir pero tampoco mantenerse impávida ante la agresión a la seguridad y al orden social.
España necesita hacer cambios profundos a un sistema paternalista, surgido en parte de los compromisos políticos con las organizaciones sindicales, que por muchos años han garantizado votos a los partidos en el gobierno, al igual que ha ocurrido aquí.
Esos cambios implican austeridad fiscal a la hora de elaborar los presupuestos. Presupuestos, por cierto, que parecen no encontrar un claro balance entre la peligrosa dadivosidad del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) --aunque con una conciencia social más elevada que algunos sectores del Partido Popular (PP). Partido que a su vez enfrenta una situación crítica debida a la debilidad de las arcas --dejada por su predecesor en el gobierno-- y a las condiciones económicas impuestas por la Unión Europea. Condiciones esas muy diferentes a las que, antes de la adopción del Euro, le permitían a España salir de crisis similares con la devaluación de la peseta.
No obstante las limitaciones, retos y desafíos regionalistas, España no es el país de hambruna que los medios internacionales han querido mostrar. En cualquier ciudad del mundo seres humanos recurren a los tanques de desperdicios sin que ello tipifique una realidad nacional ni llame a la justificación o a un desentendimiento de los más necesitados. De hecho, y aun con la crisis, España cuenta con un sistema de seguridad y asistencia social que no es perfecto, pero si un ejemplo para el resto de Europa y el resto de los países industrializados, incluyendo el bajo costo de la mayoría de los medicamentos, que los hace asequibles a la población.
La crisis actual dejará la lección de un compromiso ineludible para con los más necesitados, pero también la renuncia a un sistema de vida y empresarial, que pide a gritos más dinamismo, disciplina y eficiencia a los españoles acomodados por años a beneficios envidiables, pero insostenibles ante la actual realidad. Crisis como la española son superables a pesar de la incomprensión o la tergiversación externa, porque el verdadero capital de cambio radica en tomar conciencia que no es la hora de poner paños tibios.
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