HUMBERTO J. SAN PEDRO: Crónica de una muerte demasiado anunciada
Editor General |
Miami, 22 de octubre de 2012
Crónica de una
muerte demasiado anunciada
por Humberto J. San Pedro
El domingo 20
de mayo del 2012, publiqué en mi blog Nuestra Opinión un artículo
titulado "Entre el poder y la
fiabilidad de la prensa y la credulidad del lector".
Un trabajo de
la periodista Carmen Postigo, de la redacción de EFE, publicado en la sección Séptimo Día del periódico El Nuevo Herald del domingo 20 de mayo,
me motivó a reflexionar sobre el trabajo de la prensa y sus efectos sobre los
lectores, radioescuchas y televidentes.
El reciente anuncio
de una "nueva" muerte de Fidel Castro, el ex presidente cubano, me
mueve a volver sobre el tema para profundizar en la reflexión que hice en aquel
entonces, y añadir el tan importante elemento de la responsabilidad de la prensa, y digo prensa porque la
responsabilidad de lo que se publica o difunde no es solamente del periodista
que suscribe el trabajo, también lo es --pienso yo-- de los editores --en el
caso de los periódicos y revistas-- y de los productores en el caso de la radio
y la televisión.
No creo que
haya habido en toda la historia de la humanidad, hombre que haya muerto y
resucitado tantas veces como Fidel Castro.
Así lo han
pronosticado y/o asegurado especialistas en angelología, cartománticos, pitonisas,
brujos (entre ellos los grandes brujos de Méjico y Puerto Rico), espiritistas científicos,
santeros, académicos y médicos.
Sí, mis
queridos lectores: escribí "académicos"
y "médicos", no fue un
error mecanográfico y mucho menos un lapsus
mentis o un lapsus linguae. Y
no... tampoco ha sido un lapsus brutus.
¿Y quién ha
proporcionado el vehículo para difundir esa noticia?
Desde luego que,
gustosamente, lo ha proporcionado la prensa.
Pocos
periodistas, presentadores de radio o de televisión se han abstenido en Miami
de cubrir in extenso las gravedades
de Fidel Castro.
Pocos se han abstenido de declararlo muerto, al menos
cerebralmente.
Eso ha sucedido
una y otra vez a través de los más de seis años transcurridos desde la noche del
día 31 de julio del año 2006. Noche en la que Carlos Valenciaga --jefe del
grupo de apoyo del Comandante en Jefe en aquel entonces, hoy día especialista
de la Sala Cubana de la biblioteca nacional José Martí de la Habana-- leyó frente
a las cámaras de la televisión cubana para todo el país y el mundo un
comunicado que pasó a la historia por los efectos causados.
Comunicado que --redactado por el presidente
Castro personalmente-- anunciaba la delegación, con carácter provisional, de sus
funciones como primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de
Cuba, sus funciones como comandante en
Jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y sus funciones como presidente del
Consejo de Estado y del gobierno de la republica de Cuba en el hoy presidente Raúl
Castro Ruz.
Aquella noche,
difícil de olvidar, muchos residentes del condado Dade salieron a las calles y
recorrieron la ciudad tocando los cláxones de sus vehículos celebrando la
muerte de Fidel Castro.
Y no pocos de
ellos se reunieron en varios puntos céntricos del condado y bailaron toda la
noche y la madrugada para expresar su júbilo.
Para no hacer
la historia muy larga, viajemos rápidamente al momento presente para
encontrarnos que "el cuartico está igualito":
La prensa, con
enfermiza obstinación insiste en anunciar la gravedad y muerte de Fidel Castro,
así como también las del presidente de Venezuela Hugo Rafael Chávez Frías.
¿En qué se
basan esos augurios?
·
En declaraciones de académicos que afirman tener acceso a
informaciones provenientes del seno de la familia Castro-Soto del Valle...
·
En afirmaciones de que había un avión listo para
trasladar a Juanita Castro a Cuba para estar junto al resto de la familia Castro
en tan difíciles momentos...
·
En diagnósticos "precisos" y prolijos de un
médico venezolano, que sin haber examinado jamás a ninguno de sus dos pacientes
tiene capacidades parasicológicas extraordinarias que le permiten ver y hasta
tocar los tejidos destruidos por devastadores tumores cancerosos que minan a
ambos...
·
En informaciones de un periodista, también venezolano, que
afirmó que Hugo Chávez no tendría fuerzas para hacer la campaña electoral y
perdería las elecciones, si no es que fallecía antes del día de los comicios...
·
Periodista que el pasado 11 de octubre anunció con escalofriante
aplomo que en 72 horas tendríamos noticias de la muerte de Fidel...
La realidad,
hasta el momento presente, desmiente a la prensa, a académicos y a médicos con la
fuerza incontestable de lo que se muestra a nuestra vista:
El presidente
Hugo Chávez Frías hizo la campaña, canto y bailo en una tribuna con envidiable
energía el día de los comicios y ganó las elecciones...
La Sra. Juanita
Castro, acosada por la prensa, declaró tajantemente que no tenía plan alguno de
viajar a Cuba...
Y el ex
presidente Fidel Castro, cuya muerte iba a ser anunciada el domingo 14 de
octubre, inspeccionaba una semana
después, lo que parecían ser matas de Moringa, plantas que junto a las de Moreira
han pasado a sustituir intereses científicos anteriores, tales como la vaca Ubre Blanca, que ganó un puesto
destacado en el libro de records Guinness por haber implantado varios records
mundiales de producción de leche, el toro Rosafé
Signet que murió agotado produciendo valioso semen para inseminar a cientos
de vacas, o al glorioso platano burro
Censa, cuya presencia en la mesa del cubano de a pie, ha salvado a millones de cubanos de la
inanición, salvo cuando los huracanes han arrasado con los platanales y arruinado
la cosecha.
En mi artículo "Entre el poder y la fiabilidad
de la prensa y la credulidad del lector" decía que el título del
trabajo nos traía a la mente:
"El tema
de la fiabilidad de lo que se publica en la prensa, y cabe recordar aquí
que el término "fiabilidad" --y así lo describe el diccionario de la
RAE-- es la ´probabilidad de buen funcionamiento de algo´."
Que también nos
sugería "[...] con fuerza el tema de la credulidad del lector. Y
conviene recordar ahora que el término "credulidad" está descrito en
el diccionario de la RAE como "cualidad de crédulo." En tanto
"crédulo" es la persona "que se cree cualquier cosa con
facilidad."
Y que se
afirmaba "[...] con toda razón, que la prensa constituye el cuarto poder.
Es de sobras conocido el poder que tiene la prensa sobre la opinión pública."
Y es llegado a
este punto que debo añadir el tema de la responsabilidad de la prensa.
Es decir la capacidad de la prensa para medir las consecuencias previsibles de
las informaciones que divulga.
Ahora bien, y
es la esencia de la idea que quiero compartir con ustedes:
¿De qué depende
el poder que la prensa tiene sobre la opinión del lector?
Yo creo que
depende sobre todo de la credulidad del lector.
Credulidad que puede estar determinada por varios factores,
importantes todos, pero que --y sigo poniendo a vuestra consideración mi humilde
criterio-- está dada sobre todo por lo que el lector desea en su fuero
interno que ocurra y/o por la morbosidad cada vez mayor que existe en una buena
parte del público que recibe las informaciones.
La noticia de
la muerte de Fidel Castro el día que Dios tenga destinado para su desaparición
física, como lo tiene destinado para todos y cada uno de nosotros, no se
anunciará en Cuba hasta que el gobierno cubano no haya informado al gobierno
norteamericano, a nivel de presidentes, tal cual se hizo hace seis años antes
de anunciar la delegación de funciones al hoy presidente Raúl Castro.
Para los que lo
han olvidado, horas antes de que se produjera el anuncio en la televisión
cubana, el presidente George W. Bush viajó a Miami y se reunió con todos los
jefes militares, el gobernador y los alcaldes para que se tomarán las medidas
de seguridad pertinentes.
En pocas
palabras, el anuncio de la muerte de Fidel Castro es cuestión inherente a la seguridad
nacional de los Estados Unidos y a la estabilidad de todos los países del área
del Caribe.
Es,
consecuentemente, irresponsable en extremo tratar el tema con la ligereza con
la que se ha venido tratando por los órganos de prensa.
humbertosanpedro@gmail.com
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