MARCOS ANTONIO RAMOS: Campaña 2012, la gran decisión
Diario Las Americas
Publicado el 07-21-2012
Publicado el 07-21-2012
Campaña 2012,
la gran decisión
La semana pasada compartí algunas ideas sobre el proceso de selección
del candidato vicepresidencial republicano. Se trataba simplemente de
algunas ideas en base a experiencias anteriores, pero reconociendo que
el ambiente de la política electoral estadounidense ya no es el mismo
que el de décadas pasadas. Terminaba señalando el criterio que algunos
hemos expresado en torno a la ex secretaria de Estado Condoleezza Rice, a
la cual consideramos como la candidata vicepresidencial mas adecuada
para que se logre una victoria republicana en el 2012, lo cual no será
fácil, pero posible. Por supuesto que no tengo idea de quien será en
definitiva la selección que hará el candidato Mitt Romney. Los nombres
del popular ex gobernador de Minnesota Tim Pawlenty, del senador Rob
Portman de Ohio y del gobernador de Louisiana Bobby Jindal, son
mencionados con frecuencia y otros posibles candidatos como el senador
de Florida Marco Rubio, un político con gran futuro, y del ex gobernador
de este estado Jeb Bush, sumamente reconocido, no pueden olvidarse,
como tampoco los de otros importantes políticos.
Señalaba especialmente el nombre de la doctora Rice porque considero que el voto de la mujer decidirá la elección. Nadie duda ya de que el voto afroamericano y el de los hispanos favorecerá mayoritariamente al presidente Barack Obama y de que la gran mayoría de los votantes blancos o “anglos” como se les llama generalmente se inclinarán por el candidato republicano. Consideraba entonces, como lo sigo haciendo ahora, que las mujeres norteamericanas merecen reconocimiento político más allá de cargos como la Secretaría de Estado, que ya ha sido ocupado por tres ilustres damas de ambos partidos.
Una noticia que merecía ser destacada entre nosotros es la de que en días pasados la congresista Ileana Ros-Lehtinen estuvo a cargo de presidir por varios días, las sesiones de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, cuyo presidente permanente o “Speaker” es el congresista John Boehner. Nuestra congresista ha logrado convertirse en una de las mujeres más importantes de la política estadounidense. Es más, se trata realmente de una de las grandes figuras del país. No es posible exagerar la extraordinaria importancia de presidir el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara federal. Encabezar ese comité es una responsabilidad gigantesca y un honor difícil de superar en el poder legislativo. La lista de personalidades que ha presidido ese comité nos revela hasta qué punto han logrado los hispanos alcanzar un rol determinante en asuntos políticos de la nación.
Retomando el tema del voto de la mujer en la política, dos damas, una demócrata y una republicana, Geraldine Ferraro y Sarah Palin, fueron nominadas en el pasado como candidatas vicepresidenciales de esos partidos principales. Recuerdo todavía cuando se hablaba de la senadora Margaret Chase Smith como posible candidata vicepresidencial y muchos estimaban que todavía faltaba mucho para que la nominación de una mujer para el alto cargo se convirtiera en realidad. Pero no vivimos en las décadas del cincuenta y el sesenta del pasado siglo, las mujeres han ido escalando las más altas posiciones no sólo en Estados Unidos sino en otros países del mundo, en algunos de los cuales ilustres damas han ocupado la jefatura del Estado o del Gobierno, han presidido los más altos tribunales. Entre las figuras más altas de la política internacional han figurado mujeres como Margaret Thatcher en el Reino Unido, Golda Meier en Israel e Indira Gandhi en la India, sin olvidar, en el pasado, a personalidades determinantes en la historia de la humanidad como Isabel la Católica, en Castilla e Isabel Tudor en Inglaterra, por citar sólo dos nombres.
Cada año electoral los partidos enfrentan situaciones diferentes. En este caso los republicanos encontrarán mucha dificultad en alcanzar cifras significativas de votación en los grupos minoritarios. Las razones son bien conocidas, tienen que ver con el flujo y reflujo de la política, los temas que se discuten, las figuras que discutirán la Presidencia, la información o desinformación que llega al gran público, etc. Pero el caso del voto femenino pudiera ser diferente.
Por una serie de temas que interesan a sectores mayoritarios, o al menos a grupos significativamente importantes del electorado femenino, éste se ha ido inclinando a los demócratas. Consultando las más series encuestas e investigaciones, estado por estado, se nota una diferencia sustancial entre las tendencias electorales de los hombres y las mujeres. Como en Estados Unidos es el Colegio Electoral el que decide la elección presidencial, una mirada desapasionada a los estados en los cuales hay contiendas que decidirán el resultado: Michigan, Ohio, Minnesota, Colorado, Nevada, Virginia y otros, entre ellos la Florida, revela que mejorar las cifras republicanas de votación entre las mujeres es algo parecido, por usar el lenguaje, al “imperativo categórico” de Emanuel Kant. Ese detalle no se aplica a estados tan demócratas como Nueva York y California o tan republicanos como Texas y Mississippi, pero si en estados que decidirán este año el resultado final.
Claro que el voto hispano es importante, pero el hecho de que dos damas no hayan ayudado con su aspiración vicepresidencial a su compañero de boleta no quiere decir que este año sucederá lo mismo. La doctora Rice es una candidata eminentemente calificada que puede penetrar el voto de los independientes, sin los cuales ningún aspirante demócrata o republicano puede ganar la Casa Blanca. Movilizar el voto conservador, la derecha religiosa, los del “Tea Party” todo eso es importante, pero olvidar por completo el deseo de las mujeres norteamericanas de acercarse lo más posible al más alto cargo pudiera ser un error.
Nada de lo anterior debe indicar, sin embargo, que el candidato presidencial esté obligado a escoger una mujer. Es muy probable que su compañero en el “ticket” sea un varón. Y es posible que el escogido, aunque no atraiga más que uno o dos puntos porcentuales a nivel nacional, pueda influir en el resultado de las elecciones en un estado decisivo en particular. No estoy intentando escribir sobre piedra una simple opinión personal, pero creo que la doctora Rice debe ser al menos considerada seriamente si los republicanos desean realmente regresar al poder.
En los próximos días se tomará la decisión final. Y es probable que se logre una mejor selección. Debo repetir que no tengo ninguna información especial, se trata simplemente de una opinión, consciente como estoy de una realidad, quizás lo más probable es que suceda otra cosa. Pero subestimar un factor tan importante pudiera ser lamentable. Enumerar las razones por las que se considera esta elección como algo no decidido todavía no es necesario. El triunfalismo de unos y otros, demócratas y republicanos, no tiene razones que lo sustenten por el momento. Es una larga marcha, nos aguardan comicios muy competitivos y la decisión final sobre la vicepresidencia pudiera resultar ser o algo intrascendente o algo dañino. Un aspirante vicepresidencial puede ayudar un poco, pero también hundir una campaña, basta mirar hacia el pasado. Una buena selección pudiera, sin embargo, ejercer influencia sobre la decisión final del electorado. El triunfo de políticas como la buena amiga Ileana Ros-Lehtinen, a la cual contemplamos presidiendo la Cámara por varios días y haciéndolo en forma permanente sobre el Comité de Relaciones Exteriores, constituye una gran indicación del dato fundamental del ascenso de la mujer en las más altas esferas del poder en Estados Unidos.
Señalaba especialmente el nombre de la doctora Rice porque considero que el voto de la mujer decidirá la elección. Nadie duda ya de que el voto afroamericano y el de los hispanos favorecerá mayoritariamente al presidente Barack Obama y de que la gran mayoría de los votantes blancos o “anglos” como se les llama generalmente se inclinarán por el candidato republicano. Consideraba entonces, como lo sigo haciendo ahora, que las mujeres norteamericanas merecen reconocimiento político más allá de cargos como la Secretaría de Estado, que ya ha sido ocupado por tres ilustres damas de ambos partidos.
Una noticia que merecía ser destacada entre nosotros es la de que en días pasados la congresista Ileana Ros-Lehtinen estuvo a cargo de presidir por varios días, las sesiones de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, cuyo presidente permanente o “Speaker” es el congresista John Boehner. Nuestra congresista ha logrado convertirse en una de las mujeres más importantes de la política estadounidense. Es más, se trata realmente de una de las grandes figuras del país. No es posible exagerar la extraordinaria importancia de presidir el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara federal. Encabezar ese comité es una responsabilidad gigantesca y un honor difícil de superar en el poder legislativo. La lista de personalidades que ha presidido ese comité nos revela hasta qué punto han logrado los hispanos alcanzar un rol determinante en asuntos políticos de la nación.
Retomando el tema del voto de la mujer en la política, dos damas, una demócrata y una republicana, Geraldine Ferraro y Sarah Palin, fueron nominadas en el pasado como candidatas vicepresidenciales de esos partidos principales. Recuerdo todavía cuando se hablaba de la senadora Margaret Chase Smith como posible candidata vicepresidencial y muchos estimaban que todavía faltaba mucho para que la nominación de una mujer para el alto cargo se convirtiera en realidad. Pero no vivimos en las décadas del cincuenta y el sesenta del pasado siglo, las mujeres han ido escalando las más altas posiciones no sólo en Estados Unidos sino en otros países del mundo, en algunos de los cuales ilustres damas han ocupado la jefatura del Estado o del Gobierno, han presidido los más altos tribunales. Entre las figuras más altas de la política internacional han figurado mujeres como Margaret Thatcher en el Reino Unido, Golda Meier en Israel e Indira Gandhi en la India, sin olvidar, en el pasado, a personalidades determinantes en la historia de la humanidad como Isabel la Católica, en Castilla e Isabel Tudor en Inglaterra, por citar sólo dos nombres.
Cada año electoral los partidos enfrentan situaciones diferentes. En este caso los republicanos encontrarán mucha dificultad en alcanzar cifras significativas de votación en los grupos minoritarios. Las razones son bien conocidas, tienen que ver con el flujo y reflujo de la política, los temas que se discuten, las figuras que discutirán la Presidencia, la información o desinformación que llega al gran público, etc. Pero el caso del voto femenino pudiera ser diferente.
Por una serie de temas que interesan a sectores mayoritarios, o al menos a grupos significativamente importantes del electorado femenino, éste se ha ido inclinando a los demócratas. Consultando las más series encuestas e investigaciones, estado por estado, se nota una diferencia sustancial entre las tendencias electorales de los hombres y las mujeres. Como en Estados Unidos es el Colegio Electoral el que decide la elección presidencial, una mirada desapasionada a los estados en los cuales hay contiendas que decidirán el resultado: Michigan, Ohio, Minnesota, Colorado, Nevada, Virginia y otros, entre ellos la Florida, revela que mejorar las cifras republicanas de votación entre las mujeres es algo parecido, por usar el lenguaje, al “imperativo categórico” de Emanuel Kant. Ese detalle no se aplica a estados tan demócratas como Nueva York y California o tan republicanos como Texas y Mississippi, pero si en estados que decidirán este año el resultado final.
Claro que el voto hispano es importante, pero el hecho de que dos damas no hayan ayudado con su aspiración vicepresidencial a su compañero de boleta no quiere decir que este año sucederá lo mismo. La doctora Rice es una candidata eminentemente calificada que puede penetrar el voto de los independientes, sin los cuales ningún aspirante demócrata o republicano puede ganar la Casa Blanca. Movilizar el voto conservador, la derecha religiosa, los del “Tea Party” todo eso es importante, pero olvidar por completo el deseo de las mujeres norteamericanas de acercarse lo más posible al más alto cargo pudiera ser un error.
Nada de lo anterior debe indicar, sin embargo, que el candidato presidencial esté obligado a escoger una mujer. Es muy probable que su compañero en el “ticket” sea un varón. Y es posible que el escogido, aunque no atraiga más que uno o dos puntos porcentuales a nivel nacional, pueda influir en el resultado de las elecciones en un estado decisivo en particular. No estoy intentando escribir sobre piedra una simple opinión personal, pero creo que la doctora Rice debe ser al menos considerada seriamente si los republicanos desean realmente regresar al poder.
En los próximos días se tomará la decisión final. Y es probable que se logre una mejor selección. Debo repetir que no tengo ninguna información especial, se trata simplemente de una opinión, consciente como estoy de una realidad, quizás lo más probable es que suceda otra cosa. Pero subestimar un factor tan importante pudiera ser lamentable. Enumerar las razones por las que se considera esta elección como algo no decidido todavía no es necesario. El triunfalismo de unos y otros, demócratas y republicanos, no tiene razones que lo sustenten por el momento. Es una larga marcha, nos aguardan comicios muy competitivos y la decisión final sobre la vicepresidencia pudiera resultar ser o algo intrascendente o algo dañino. Un aspirante vicepresidencial puede ayudar un poco, pero también hundir una campaña, basta mirar hacia el pasado. Una buena selección pudiera, sin embargo, ejercer influencia sobre la decisión final del electorado. El triunfo de políticas como la buena amiga Ileana Ros-Lehtinen, a la cual contemplamos presidiendo la Cámara por varios días y haciéndolo en forma permanente sobre el Comité de Relaciones Exteriores, constituye una gran indicación del dato fundamental del ascenso de la mujer en las más altas esferas del poder en Estados Unidos.
Comentarios
Publicar un comentario