MARCOS ANTONIO RAMOS: ENTRE LOS LIBROS Y LA HISTORIA
Diario Las Américas
Publicado el 05-18-2013
Publicado el 05-18-2013
Entre los libros y la historia
Por Marcos Antonio Ramos
Esta semana las noticias transitaban entre nuevos escándalos en EEUU, y las constantes crisis del Medio Oriente, pasando por episodios de la situación venezolana. Pero, salvando distancias, esta ciudad, estadounidense e hispanoamericana, es también parte del gran escenario y los futuros historiadores tendrán en cuenta a las comunidades hispanoamericanas de la Florida, las cuales han contribuido a acontecimientos registrados por los textos de historia, a la vez que ejercido influencia sobre la literatura y las artes.
En días recientes se anunció, tristemente, el próximo cierre de la Librería Universal. Después se dio a conocer el retiro de dos personas fundamentales en el ambiente cultural. Transcurridos los primeros diez años de algo tan notable como la colección de patrimonio cubano conocida oficialmente como “Cuban Heritage Collection”, las bibliotecarias Esperanza B. De Varona y Lesbia Orta Varona se acogerán a una merecida jubilación. Tan pronto llegó la noticia, recordé a otras grandes amigas, Rosa Abella y Ana Rosa Núñez, a quienes tanto debemos los que hemos pasado la vida entre libros. Estas bibliotecarias, como Esperanza y Lesbia, pueden ser consideradas como guardianas de nuestra bibliografía. La misión que se les encomendó estará ahora en las también expertas manos de Gladys Gómez Rossie, integrante del grupo inicial, así como de las muy capaces jóvenes bibliotecarias Meiyolet Méndez y María Estorino Dooring y otros colaboradores. Pero se extrañará a Esperanza y a Lesbia por sus años de dedicación, conocimientos acumulados e insustituibles vivencias.
Para los que hemos investigado en EEUU, sobre historia latinoamericana, la Colección Benson de la Universidad de Texas, en Austin, ha sido imprescindible. Y si se indaga sobre historia de nuestro hemisferio, gloriosamente colonizado por España, el Archivo General de Indias, en Sevilla, constituye un santuario. Y es absolutamente necesario acudir a la Real Academia de la Historia, en Madrid. En cuanto a cuestiones específicas de los diversos países americanos, la ruta conduce siempre a las bibliotecas nacionales. Trabajar como uno de los autores del VII volumen de la “Historia General de América Latina” resultó una experiencia provechosa, pero sumamente complicada. La experiencia de una veintena de países, aunque limitada a un aspecto de su historia, representa para el investigador un esfuerzo intenso de selección bibliográfica y requiere peregrinar por bibliotecas. Aunque algunos se hayan enamorado apasionadamente de la Internet, que se reconoce como valiosa, muchos insistimos todavía en que sin libros y documentos estamos perdidos. Aunque rodeado de papeles cubanos, atesoro viejos libros dominicanos, a los que asocio con labores como las del increíble investigador Emilio Rodríguez Demorizi. Y me descubro con frecuencia ante los volúmenes de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela, fundada por el Presidente Rojas Paul en 1888, trabajos maravillosos como aquellas lecciones del maestro Arturo Uslar Pietri a sus “amigos invisibles” de la televisión.
En cuanto a los estudios cubanos, ciertas instituciones prevalecen, como la Biblioteca Nacional José Martí, en La Habana, dirigida ahora por Eduardo Torres Cuevas, autor de libros fundamentales sobre la historia del catolicismo y de la masonería en Cuba, y a quien corresponde la difícil tarea de suceder a figuras clásicas como Domingo Figarola Caneda, el ilustre fundador, autor del “Manual Cubano de Seudónimos”, y José Antonio Ramos, el eruditísimo escritor del famoso “Manual del Perfecto Fulanista” y otras obras importantes. Mi vieja amiga Ana Cairo, principalísima autoridad en historia y literatura cubanas, continúa recorriendo el histórico edificio habanero. La Colección Cubana de la Universidad de Miami, donde Esperanza y Lesbia ayudan a encontrar libros, documentos y datos es para los que aquí residimos lo más aproximado a la Biblioteca Nacional. Y no puedo dejar de reconocer los muy valiosos esfuerzos de mis amigos jesuitas y su magnífica “Biblioteca Guiteras” en el Colegio Belén. Son innumerables los aportes de estas dos bibliotecarias a la difusión de nuestra cultura. Entre mis visitas recuerdo especialmente el privilegio de presentar en la biblioteca el magistral estudio crítico de la profesora Graciella Cruz-Taura: “Espejo de Paciencia y Silvestre de Balboa en la Historia de Cuba”, al cual dedico un capítulo de mi libro sobre el Caribe que publicará la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE). Somos muchos los que hemos recibido la cooperación y el estímulo que nos han brindado con su esfuerzo, consagración y sabiduría. Los que participamos de “Herencia Cultural Cubana” recocemos el alto sitial que les corresponde.
La Colección Cubana y el Pabellón Roberto Goizueta en la Biblioteca Otto Richter son motivos de orgullo para la Universidad de Miami, presidida por la doctora Donna Shalala. Otro programa que ha recibido gran reconocimiento es el Instituto de Estudios Cubanos (ICCAS) que dirige Jaime Suchlicki. Este jueves 27 de mayo, a las 7.00 P.M., en su Casa Bacardí (1531 Brescia Avenue en Coral Gables) se llevará a cabo la presentación de un libro y la celebración del X Aniversario de Editorial Aduana Vieja con la presencia de su director Fabio Murrieta y de Humberto López Morales, de la Asociación de Academias de la Lengua, y otros intelectuales como José Prats Sariol, Orlando Rossardi, Angel Cuadra y Ellen Leeder.
Así las cosas, entre los libros y la historia, me descubro ante el trabajo realizado por estas dos bibliotecarias.
En días recientes se anunció, tristemente, el próximo cierre de la Librería Universal. Después se dio a conocer el retiro de dos personas fundamentales en el ambiente cultural. Transcurridos los primeros diez años de algo tan notable como la colección de patrimonio cubano conocida oficialmente como “Cuban Heritage Collection”, las bibliotecarias Esperanza B. De Varona y Lesbia Orta Varona se acogerán a una merecida jubilación. Tan pronto llegó la noticia, recordé a otras grandes amigas, Rosa Abella y Ana Rosa Núñez, a quienes tanto debemos los que hemos pasado la vida entre libros. Estas bibliotecarias, como Esperanza y Lesbia, pueden ser consideradas como guardianas de nuestra bibliografía. La misión que se les encomendó estará ahora en las también expertas manos de Gladys Gómez Rossie, integrante del grupo inicial, así como de las muy capaces jóvenes bibliotecarias Meiyolet Méndez y María Estorino Dooring y otros colaboradores. Pero se extrañará a Esperanza y a Lesbia por sus años de dedicación, conocimientos acumulados e insustituibles vivencias.
Para los que hemos investigado en EEUU, sobre historia latinoamericana, la Colección Benson de la Universidad de Texas, en Austin, ha sido imprescindible. Y si se indaga sobre historia de nuestro hemisferio, gloriosamente colonizado por España, el Archivo General de Indias, en Sevilla, constituye un santuario. Y es absolutamente necesario acudir a la Real Academia de la Historia, en Madrid. En cuanto a cuestiones específicas de los diversos países americanos, la ruta conduce siempre a las bibliotecas nacionales. Trabajar como uno de los autores del VII volumen de la “Historia General de América Latina” resultó una experiencia provechosa, pero sumamente complicada. La experiencia de una veintena de países, aunque limitada a un aspecto de su historia, representa para el investigador un esfuerzo intenso de selección bibliográfica y requiere peregrinar por bibliotecas. Aunque algunos se hayan enamorado apasionadamente de la Internet, que se reconoce como valiosa, muchos insistimos todavía en que sin libros y documentos estamos perdidos. Aunque rodeado de papeles cubanos, atesoro viejos libros dominicanos, a los que asocio con labores como las del increíble investigador Emilio Rodríguez Demorizi. Y me descubro con frecuencia ante los volúmenes de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela, fundada por el Presidente Rojas Paul en 1888, trabajos maravillosos como aquellas lecciones del maestro Arturo Uslar Pietri a sus “amigos invisibles” de la televisión.
En cuanto a los estudios cubanos, ciertas instituciones prevalecen, como la Biblioteca Nacional José Martí, en La Habana, dirigida ahora por Eduardo Torres Cuevas, autor de libros fundamentales sobre la historia del catolicismo y de la masonería en Cuba, y a quien corresponde la difícil tarea de suceder a figuras clásicas como Domingo Figarola Caneda, el ilustre fundador, autor del “Manual Cubano de Seudónimos”, y José Antonio Ramos, el eruditísimo escritor del famoso “Manual del Perfecto Fulanista” y otras obras importantes. Mi vieja amiga Ana Cairo, principalísima autoridad en historia y literatura cubanas, continúa recorriendo el histórico edificio habanero. La Colección Cubana de la Universidad de Miami, donde Esperanza y Lesbia ayudan a encontrar libros, documentos y datos es para los que aquí residimos lo más aproximado a la Biblioteca Nacional. Y no puedo dejar de reconocer los muy valiosos esfuerzos de mis amigos jesuitas y su magnífica “Biblioteca Guiteras” en el Colegio Belén. Son innumerables los aportes de estas dos bibliotecarias a la difusión de nuestra cultura. Entre mis visitas recuerdo especialmente el privilegio de presentar en la biblioteca el magistral estudio crítico de la profesora Graciella Cruz-Taura: “Espejo de Paciencia y Silvestre de Balboa en la Historia de Cuba”, al cual dedico un capítulo de mi libro sobre el Caribe que publicará la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE). Somos muchos los que hemos recibido la cooperación y el estímulo que nos han brindado con su esfuerzo, consagración y sabiduría. Los que participamos de “Herencia Cultural Cubana” recocemos el alto sitial que les corresponde.
La Colección Cubana y el Pabellón Roberto Goizueta en la Biblioteca Otto Richter son motivos de orgullo para la Universidad de Miami, presidida por la doctora Donna Shalala. Otro programa que ha recibido gran reconocimiento es el Instituto de Estudios Cubanos (ICCAS) que dirige Jaime Suchlicki. Este jueves 27 de mayo, a las 7.00 P.M., en su Casa Bacardí (1531 Brescia Avenue en Coral Gables) se llevará a cabo la presentación de un libro y la celebración del X Aniversario de Editorial Aduana Vieja con la presencia de su director Fabio Murrieta y de Humberto López Morales, de la Asociación de Academias de la Lengua, y otros intelectuales como José Prats Sariol, Orlando Rossardi, Angel Cuadra y Ellen Leeder.
Así las cosas, entre los libros y la historia, me descubro ante el trabajo realizado por estas dos bibliotecarias.
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