MARCOS ANTONIO RAMOS: EL REGRESO DE SUMMER WELLES

MARCOS ANTONIO RAMOS
EL REGRESO DE SUMMER WELLES

NUESTRA OPINIÓN - 21 DE AGOSTO DE 2013

Es frecuente que con la aparición de un nuevo libro vuelva a circular, al menos en ciertos ambientes, el nombre de un personaje que había sido relativamente olvidado por obra y gracia del inevitable paso del tiempo. Quizás ese sea ahora el caso de “Rendezvous with Destiny” (Encuentro con el destino) de Michael Fullilove, publicado por The Penguin Press de Nueva York.
El libro se presenta como una explicación bastante minuciosa de cómo el Presidente Franklin Delano Roosevelt y “cinco hombres extraordinarios” guiaron a Estados Unidos a prepararse antes de la Segunda Guerra Mundial en aspectos estratégicos, de diplomacia y de logística para enfrentarse a las realidades del mundo, más específicamente a la situación europea de aquel período.
Uno de los importantes estadistas mencionados es Benjamin Sumner Welles, junto a Bill Donovan, Wendell Wilkie, Averell Harriman, y sobre todo Harry Hopkins, el casi insustituible amigo del Presidente. Donovan, gran maestro de espionaje, fue enviado a Londres para determinar si el Reino Unido podia hacerle frente a los Nazis.
Wilkie, candidato republicano derrotado por Roosevelt en 1940, se encargó de animar a los ingleses y de convencer a los americanos de la necesidad de ir a la guerra. Harriman, gran empresario y futuro gobernador demócrata de Nueva York, trabajó en cuestiones de ayuda a los ingleses.
Hopkins haría de todo, especialmente anticipar ciertos detalles sobre la futura alianza de los dos países a Sir Winston Churchill.
En cuanto a Welles, encarnación del patriciado protestante anglosajón del noreste estadounidense en cuestiones diplomáticas recorrería gran parte de Europa analizando posturas y proyectos de gobernantes y embajadores. Antes de describir en detalles la participación de estos enviados presidenciales en las cuestiones europeas de la preguerra, el autor ofrece información sobre sus personas y actividades previas.
En el caso de Sumner Welles (1892-1961), una de las figuras de mayor importancia en la política del “Buen Vecino” y en muchos otros asuntos relacionados con Latinoamérica, su condición de experto mediador en esa zona se menciona casi de paso. El autor se limita a mencionar que en abril de 1933, Roosevelt lo nombró Secretario Asistente de Estado para América Latina y que “realizó bien su trabajo” en relación con aquello del “Buen Vecino”, política mediante la cual “…Washington renunció a su derecho de intervenir en los asuntos de las repúblicas hermanas…”
Todo eso puede discutirse, quizás aceptando un poco, pero mientras se ofrece la minibiografía de Welles, sólo esa información se ofrece sobre alguien que se hizo famoso precisamente gracias a América Latina. Cualquier estudioso de la historia latinoamericana de la primera mitad del pasado siglo XX puede inmediatamente asociar a Welles con la región, sobre todo con la República Dominicana y Cuba.
En el caso cubano, Welles fue el casi todopoderoso enviado especial de Roosevelt para resolver la crisis ocurrida por la revolución de la década del treinta y los últimos días del gobierno del Presidente Gerardo Machado. Allí Welles se revistió entonces de una importancia comparable a la de los otros grandes personajes: Fulgencio Batista, Ramón Grau San Martín y Antonio Guiteras.
La gestión de Welles, conocida como “La Mediación” en los textos de historia de Cuba, determinó la salida de Machado, la designación como Presidente provisional del doctor Carlos Manuel de Céspedes, hijo del famoso libertador cubano con ese mismo nombre, y el polémico tratamiento que se le dio al golpe de estado del 4 de septiembre de 1933 encabezado por el sargento – designado entonces como coronel – Fulgencio Batista y por el Directorio Revolucionario compuesto por estudiantes.
La izquierda y otros sectores, hasta los más conservadores, han acusado siempre a Welles de haber manipulado la situación a favor de Batista favoreciéndole como el hombre fuerte que pronto dominaría el país desde el campamento militar de Columbia.
En cualquier caso, no se puede escribir la historia de Cuba en el siglo XX sin el nombre del personaje que, mucho antes, había intervenido en asuntos dominicanos. Es más pudieran escribirse libros completos sobre el tema de Welles en Cuba y Santo Domingo.
Bastaría leer “Memorandum Relativo a la Intervención de Sumner Welles en la República Dominicana”, informe aparentemente escrito por el doctor Julio Ortega Frier y fechado en 1945 en Ciudad Trujillo, para comprobar hasta qué punto Welles, el autor de “La Viña de Naboth” se involucró en la política dominicana desde 1922 y en el proceso de la salida de las tropas que ocupaban Quisqueya desde 1916.
Su trabajo con la “Misión Dawes” en Santo Domingo, su amistad con Angel Morales, gran opositor de Trujillo, e infinidad de cuestiones son reconocidas en otros libros de autores estadounidenses, británicos y hasta de Europa continental. Santo Domingo y Cuba son mencionadas abundantemente en la biografía escrita por su hijo Benjamin Welles. “Sumner Welles, el Estratega Global de Franklin Delano Roosevelt” (Nueva York, St. Martin’s Press, 1997). No puede pedirse algo igual a la obra, bastante conocida, escrita por el propio Sumner Welles “Seven Decisions that Shaped History” (Siete decisiones que dieron forma a la historia) porque su entorno es diferente.
Lo que me preocupa, o más bien me sigue preocupando, es que para muchos autores, aun tan respetables como el que me ocupa hoy, autor de una obra magnífica como “Encuentros con el Destino”, pueda continuar considerando a América Latina como algo que basta mencionarlo brevemente como región hasta cuando se trata de describir a un personaje que logró alcanzar fama precisamente por su intervención, bastante controversial por cierto, en dos naciones tan cercanas al territorio y la política regional de Estados Unidos.
Cuando dictaba hace casi cuatro décadas un curso sobre Historia Latinoamericana en un “college” norteamericano con alumnos, casi todos ellos, anglosajones y protestantes, escogí el texto de Frank Tannenbaum “Ten Keys to Latin America” (Diez claves de América Latina).
Alguien me dijo entonces que el título del libro era simplista.Quizás tenía razón aquel buen estudiante de pelo rubio y ojos azules,aunque el libro era adecuado y efectivo en término generales. En puridad de verdad y a pesar de todo lo que he escrito anteriormente, el autor Fullilove no estaba obligado a abundar sobre nuestra región al intentar describir al personaje Sumner Welles, pero se nota hasta en libros tan valiosos como el que acaba de publicar, el proceder de un ambiente en el cual América Latina simplemente se menciona como una gran zona que no forma parte de las prioridades internacionales del “mundo desarrollado”.


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